La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tinta fresca

El zarpazo del acoso escolar

Toni Hill enjaula con "Tigres de cristal" un excelente y valiente thriller psicológico en dos planos temporales

La primera idea que llevó a Toni Hill a escribir Tigres de cristal fue la de "retratar un barrio del que guardo un recuerdo muy especial. Unas calles y unos bloques que en mi infancia me despertaban algo parecido al temor y la desconfianza, y que sin embargo, en mi adolescencia, se convirtieron en el paisaje habitual de mis andanzas. Un escenario del que se pueden encontrar numerosos retratos sociológicos (que siempre tienden a ser reductivos) pero poquísimas obras de ficción, como si las personas que vivieron en él no fueran susceptibles de convertirse en personajes de novela".

El otro vértice de la historia fue para Hill "el interés que siempre han despertado en mí los hechos que marcan una vida entera de manera insoslayable; unos chavales que cometen un acto atroz, llevados por unas circunstancias determinadas y también, por qué no, por su propio afán de venganza ante una situación que ya no quieren soportar más".

La unión de estos dos puntos marcó "el inicio de una historia que es a la vez un retrato psicológico sobre la amistad y el ajuste de cuentas, pero que intenta (y espero que consiga) convertirse en un fiel reflejo de un mundo que ya ha dejado de existir o que, cuando menos, ha variado sustancialmente".

Para que ese cambio quedara más claro, el autor necesitaba "una historia ambientada en el presente que abordara el mismo tema básico. Así pues, la novela entrelaza dos casos de acoso escolar, uno en los setenta y otro en la actualidad. Uno más directo, más violento, contra otro más sutil y sofisticado. En ambos las víctimas pasan por un calvario, pero sus reacciones son distintas".

A Toni Hill le gustaría pensar que su novela "utiliza la base de la novela negra (el crimen) para plasmar en sus páginas un pedazo de la vida de unos personajes. No importa tanto el quién, sino el cómo y sobre todo los porqués. Y las consecuencias, que sí son absolutamente imprevisibles. En última instancia, en un plano más simbólico, la novela es también la historia de un pacto, el que realizaron unos adultos ante un crimen infantil, en unos años, los de la Transición, en los que tuvieron que alcanzarse múltiples acuerdos (todos necesarios y no todos estrictamente justos), y la necesidad de revisar algunos de ellos cuarenta años después. Los personajes de la novela han madurado lo suficiente como para enfrentarse a ellos y, sin negar el valor de esos pactos, recuperar la idea de la justicia sin rencor pero con la verdad por delante.

Cree su autor que Tigres de cristal es una novela honesta, que juega con las cartas descubiertas e implica al lector en una historia potente y adictiva. O al menos esa fue mi intención". Prueba superada: una novela extraordinaria que remueve y conmueve, que mantiene la tensión sin desfallecimientos y crea unos personajes reales como la vida misma.

Compartir el artículo

stats