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Los primeros escritores de Asturias nacieron fuera

Un recorrido rápido por los autores y textos del pasado

Benito Jerónimo Feijoo.

¿Cuál fue el primer escritor asturiano?, me preguntaron una vez y no supe responder, y no sólo porque algunos hayan nacido fuera de Asturias, como Clarín, quizá el mejor.

Hasta los romanos. No vi textos en nuestras cuevas del Paleolítico, si acaso trazos esporádicos, de hace 10.000 años; rayas y puntos en arpones y espátulas en el Epipaleolítico, entre el milenio X al IV antes de Cristo; en el Neolítico motivos serpenteantes, poco más que una "D" o una "E", en alguna estela, y para de contar; tampoco la cultura castreña dejó una palabra escrita y habrá que esperar a la llegada de los romanos para encontrar textos en los que aparezca siquiera nuestro nombre, el de nuestra tierra, y de ahí Estrabón (75 a. C. - 20 d. C.), que fue escritor, en tanto que escribía de geografía, pero nos nació en Grecia.

Beato de Liébana. Los primeros testimonios escritos en Asturias constan en latín, en mayúsculas, en estelas funerarias, lápidas y aras votivas, de autores anónimos. En el siglo IV, entre tanto, al otro lado de nuestra cordillera prosperaba el emperador visigodo Teodosio, y aquí habrá que esperar al siglo VI para encontrar inscripciones en pizarras, una en Carrio, Villayón, del siglo VI, y letras grabadas en canceles, como el de Santa Cristina de Lena, del siglo VII, reutilizada en la época ramirense. Beato de Liébana (701-798), preceptor y confesor de Adosinda, esposa del rey Silo, nieta de Pelayo, escribió en 776 "Comentarios sobre el Apocalipsis", poco original pero de gran erudición. Si era Beato de Liébana, podemos considerarlo asturiano, porque Asturias llegaba allí, pero hay quien lo nace en Toledo.

El Pacto monástico de San Vicente, acta fundacional de este monasterio ovetense, es del año 781, aunque conservamos en Pravia un fragmento de la piedra fundacional del templo de Santianes, la Piedra laberíntica Silo princeps fecit, del 780, y el más antiguo documento escrito de la Península Ibérica es el Diploma Silonis Regis, del 775, realizado en cursiva visigótica, donde el rey praviano Silo dona algunas propiedades a la Iglesia. Como está firmado, podría decir que es Silo, el rey praviano, el primer escribiente asturiano del que hay documento. Silo, no obstante, aunque yo digo que nació en Quinzanas, de Pravia, hay quien lo nace en Lugo de Galicia.

Alfonso III el Magno. En el siglo IX aparecen la Crónica Rotense, o Crónica de Alfonso III; el propio Alfonso III, coronado rey de Asturias en el año 866, habla desde Wamba hasta Ordoño I de Asturias. Hay dos versiones de esta crónica: la Rotense, que se encuentra en el Códice de Roda, y la Sebastianense u Ovetense. Se dice que Alfonso III el Magno ordenó la redacción de tres crónicas en las que presenta al reino de Asturias como heredero del reino visigodo: la Crónica albeldense (881) o Emilianense, en latín; la Crónica profética (883) y la Crónica de los reyes visigodos o Crónica de Alfonso III (911). Por lo tanto, y mientras no encuentre a nadie anterior, nombro a Alfonso III (hacia 852 - 910), como primer escritor de Asturias, después de Beato de Liébana. Aunque no se sabe bien dónde nació, sí que murió en Zamora.

Gutierre Gómez. Escalo por la historia en busca de un escritor más convencional y, por supuesto, habría que hablar de frailes y clérigos que escribieron, copiaron manuscritos y añadieron notas al margen. Los franciscanos se establecieron en Oviedo hacia 1230, y los cistercienses, y surge un nombre propio, el obispo Gutierre Gómez de Toledo, que ocupó la cátedra ovetense entre los años 1377 y 1389, en el reinado de Juan I; Gutierre convoca el primer sínodo diocesano y recoge las actas en el Libro de las Constituciones, que si no lo escribió él lo mandó hacer y lo supervisó, una guía para conocer la situación religiosa y el propio pueblo de Asturias. Gutierre elabora un catecismo en romance. Fundó además un scriptorium y desde él se compusieron el citado Libro de las Constituciones, el Libro Becerro, el Libro de los Privilegios y la Regla Colorada. ¿Podemos decir que Gutierre fue un escritor, tal como lo entendemos hoy, que pueda asociar a mi gremio? No lo sé. ¿Era asturiano? Sospecho que asturiano de Toledo.

Marirreguera. Los dominicos llegaron a Oviedo en 1518, los jesuitas después, el obispo Diego Riquelme, en 1663, escribe cartas al rey y a la Santa Sede, quejándose del clima y de otras cosas; también el obispo Antonio de Valdés escribe acerca de la población asturiana y sus existencias, su actividad económica, pero poco me gusta lo que escribe, al menos cuando se refiere a Pravia y dice que se deriva de Pravo, es decir, cosa mala; aunque añade que es muy fértil, de buenos linos y un caudaloso río de salmones y lampreas. Dice José Luis González Novalín, en Origen y desarrollo de la Edad Moderna en Asturias, que no hay que tomar a mal esas palabras porque el tal Valdés era más socarrón que culto. Diego Fernández de Quiñones, Juan Fernández, Pedro Rodríguez Campomanes, Lorenzo Fernández Cueto, J acinto Díaz de Miranda (que escribió mucho y tradujo a Marco Aurelio)... Al que sí consideramos primer escritor en lengua asturiana es a Antón de Marirreguera (comienzos del siglo XVII-1661 o 1962).

El padre Feijoo. De escultura, arquitectura, pintura, no digamos agricultura, hay páginas abondo en el siglo XVIII, de literatura pocas y así llego a la ilustración: Álvaro Navia Osorio, marqués de Santa Cruz (1684-1732), el médico Gaspar Julián (1680-1759), nacido en Gerona pero que trabajó en Asturias e hizo amistad con el padre Feijoo, y el padre Feijoo (1676-1764), que nació en Orense pero vivió en Oviedo. Y aquí me quedo porque si no llego a Jovellanos (1744-1811) o a Campoamor (1817-1901), o a Clarín, que nació en Zamora.

Decía Benjamin Franklin, en sus Cartas a Miss Hubbard, que el hombre no nace del todo sino hasta que muere. Lo decía en inglés, claro: "A man is not completely born untill he be dead", por eso pienso que es tan poco importante el lugar donde hayan parido a nuestros próceres y muy significativo, en cambio, dónde estuvieron naciendo el resto de su vida.

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