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MÚSICA

Un verano con virus

Las distintas formas de afrontar las restricciones de la pandemia han marcado la actividad estival

No podía ser de otra forma. La música también ha vivido un verano atípico marcada por las consecuencias de la pandemia del covid-19. Las restricciones impuestas para mitigar su difusión, entre ellas las del distanciamiento social, han impactado con fuerza especialmente en todas aquellas actividades que requieren la concentración de asistentes en un espacio cerrado. De esta forma, teatros y auditorios han tenido que trabajar con aforos casi siempre inferiores al cincuenta por ciento de su capacidad, lo cual se llevó por delante buena parte de los festivales previstos para los meses de julio y agosto. Otros tres factores negativos fueron también claves en el proceso de contracción de la actividad: las dificultades de movilidad de artistas y orquestas frenaron muchos proyectos, especialmente el proceso de producción lírico que exige la concentración de gran cantidad de trabajadores en el reducido espacio de un escenario y un foso orquestal. Y el tercero, y no menor, también relacionado con el tránsito de viajeros que no permitió a los espectadores desplazarse a los festivales. Hay que tener en cuenta que la ópera o los grandes conciertos sinfónicos son dos segmentos clave en el turismo cultural y desplazan un importante volumen de aficionados que acuden a donde están las grandes estrellas del sector. De ahí que la lírica o la música sinfónica hayan sido dos de los sectores con mayor grado de afectación estos meses.

La incertidumbre llevó a muchos a frenar en seco. Directamente a cancelar la actividad de citas clásicas que sólo calamidades como las guerras habían logrado interrumpir. Sin embargo, también hubo otros lugares en los que se decidió seguir adelante cumpliendo todos los protocolos establecidos. En España tres festivales de primer nivel optaron por esta vía y el acierto fue total. El primero de ellos, el Festival de Granada que planteó una magnífica programación alternativa que tuvo en el mundo del piano su pilar pero que también optó por otro tipo de formatos. Tenía como ventaja principal el hecho de que, en su mayor parte, se desarrolla en el marco histórico de la Alhambra al aire libre, lo cual facilitó la logística. El resultado fue un éxito absoluto y marcó la pauta a seguir a otros ciclos. En agosto, en la cornisa cantábrica, tanto Santander como San Sebastián también siguieron adelante con una acertada mezcla de talento local y foráneo y una línea programativa en la que la música de cámara tuvo mayor protagonismo. El público se volcó y ambos ciclos salieron adelante sin sobresaltos. También en verano, el teatro Real de Madrid dejó muy claro que se podía hacer ópera en las actuales condiciones con una "Traviata" que sirvió de guía a coliseos líricos de medio mundo. Y, el gran festival internacional, el de Salzburgo celebró su centenario por todo lo alto, con decenas y decenas de actividades y sin ningún contagio en sus instalaciones a lo largo del mes de agosto.

Todos estos ejemplos nos sirven para ilustrar cómo la música es capaz de seguir adelante en las condiciones más adversas. Estamos aún lejos de recuperar la normalidad pero, aún así, la música sigue adelante cuando existe complicidad institucional capaz de entender que la difusión del patrimonio musical es un derecho ciudadano, como toda la alta cultura.

Estos días la Ópera de Oviedo y el Auditorio Príncipe Felipe han abierto sus puertas con todos los protocolos establecidos por sanidad. La continuidad de la lírica y los conciertos sinfónicos en el Auditorio serán el aval de que Oviedo es capaz de mantener su liderazgo en este ámbito. No va a ser una temporada sencilla para nadie. A buen seguro habrá cancelaciones, cambios de fecha, etc, hasta que la normalidad vaya llegando a medio plazo. La capacidad de acción ha de ser clave para mantener el compromiso con el público y con los artistas, muchos de ellos al borde del colapso tras meses sin nada de trabajo. Esta doble mirada ha de ser clave para planificar la cultura en tiempos de covid que aún nos queda por delante.

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