Pues ya tiene su mérito dejar eliminado al Numancia de la Copa del Rey. El año pasado, sin ir más lejos, los de Soria dejaron en el camino a los dos equipos asturianos. Aquella eliminatoria en El Molinón mostró la alternativa de un canterano, Dani Martín, para la portería. Cuando salga Mariño ese puesto está garantizado, duplicado. Christian Joel podía haberse unido al debut de Pelayo Morilla, pero Baraja creería que eso sería mucho riesgo. Pensaría que presentarse en El Molinón con cero puntos de Riazor y sin una mísera ocasión de gol, unido a una caída en La Copa en Los Pajaritos, era un balance peligroso para estos primeros pasos de la temporada. La grada rojiblanca cuando va a la rula no pregunta, apunta. Todo se tiene en cuenta: el precio de esta plantilla, su mirada en el campo y si está viva en este inicio de la competición. Algunos, al parecer, no están tan frescos como se vendió. En Numancia, con los canteranos por el centro y una de las bandas, quedó en evidencia que la segunda unidad, la cantera, está apta para el relevo. Christian Salvador salió y lo dio todo, ya veremos las consecuencias. ¿Alineación precipitada? Con Nacho Méndez y Pedro Díaz esa parcela quedó en manos de los rojiblancos con toda naturalidad. Presión, apoyos y desplazamientos en largo no tienen secretos para esta hornada que ya puede, partido a partido, convertirse en una generación para recordar. Si la dejan crecer y hacer, claro. Decíamos ayer, hace menos de un año, que Pelayo Morilla se unía a las grandes aportaciones que el Astur, modesto club ovetense, vinculó al escudo sportinguista. En estos días se recuerda -por la gesta ante el Torino- a Enrique Casas, ojo de lince para captar talento. También llegó de la Argañosa Joaquín Alonso, ejemplo de profesional comprometido con la causa rojiblanca. ¿Cuánto darían Guardiola o Luis Enrique por tener un Joaquín en el fútbol de sus equipos? Busquets era para Del Bosque su ideal de futbolista. El espigado con bigote era una mezcla del medio centro catalán y el donostiarra Xavi Alonso. Tres en uno. Cortaba, pegaba y remataba.

Morilla, un chaval del colegio de Las Dominicas (Pérez de la Sala, Oviedo), guardará la camiseta del debut para sus hijos. Ya piensa en tener familia. Ese apoyo tan positivo en la formación de los niños que sueñan con ser futbolistas mientras juegan en el recreo de un colegio, en este caso, de monjas. Basta leer una redacción de Pelayo cuando estudiaba 1º de ESO para comprobar la importancia que para él tienen sus familiares. Morilla o Nacho tienen en casa quién los cuide y los mantenga con los pies en el suelo en este desmadre de fama y dinero.

La Copa, como siempre, dejó eliminados a gallitos de Segunda. Las Palmas, la mejor plantilla de la categoría, según Jiménez, su míster. Los canarios cayeron ante un Rayo Majadahonda que juega en un campo prestado, de lujo, el Metropolitano. No le viene grande a un equipo de ciudad adosada a Madrid. Al campo del Cerro del Espino, cuando Iriondo "El Ruso" los dirigía en la Tercera madrileña, acudían menos espectadores que al San Gregorio del Universidad de Oviedo -que ya es decir- con Pulgar en el banquillo, un ruso asturiano. El Almería dejó fuera de la competición al Málaga, líder de Segunda, que suma sus partidos por victorias. A Muñiz la Copa no le mola. Otro ascendido, el Elche, tumbó al Granada.

Seguir en un torneo que está señalado con letras de oro en la historia rojiblanca es un buen paso. Para que la plantilla se vaya rodando, sobre todo los fichajes forasteros. Los de casa ya se ve que se las apañan solitos o en compañía de portugueses y finlandeses. El resto está por descubrir.