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Ángel Cabranes

Análisis

Ángel Cabranes

Nacho Méndez y el premio al atrevimiento

La cara de Nacho Méndez cuando Baraja señaló a Cofie como el relevo de un Cristian Salvador tan agotado como cosido a golpes fue el rostro de todo el sportinguismo. El de Luanco giró de un lado a otro la cabeza, en un gesto que combinó enfado e incredulidad ante Manu Poblaciones, preparador físico y hombre de Baraja en el cuerpo técnico. La imagen resumió la sensación de que, así, es imposible. El partido premió el atrevimiento. Desde la alineación inicial, con un Oviedo con toda su artillería en el once frente a un Sporting preocupado por apuntalar los laterales. Si pierdes por dos goles y la solución es la de dar entrada a un centrocampista defensivo por tu mejor futbolista sobre el campo, lo normal es que pase lo que pasó. No por el nombre, ya que Cofie respondió con su versión más descarada, sino por la intención. El final de Baraja, víctima, en parte, del desacierto y lentitud del director deportivo en el mercado, fue igual que las maneras en que dejó pasar su mejor momento en conjunto rojiblanco: el día de la promoción ante el Valladolid prefirió evitar que le goleasen a buscar la remontada.

El peor inicio posible. Isma Cerro se lesionó en el minuto uno. El Oviedo marcó a los cinco y el segundo de los azules llegó en un minuto trece que dejó en la lona al Sporting durante el resto de la primera parte. El conjunto rojiblanco salió a verlas venir y terminó arrollado por el que más confió. Las palabras de Baraja en la previa del partido, subrayando el valor de entrar al partido con fortaleza mental y destacando la importancia de lo emocional en un derbi, se las llevó el viento.

El balón parado, otro motivo para perder. Rubén Baraja dedicó la última parte del último entrenamiento a trabajar lo que más le preocupaba: la defensa del balón parado. No sirvió de nada insistir en ello. Así llegó su final en el Sporting. Los dos goles del Oviedo nacieron en este tipo de acciones. Uno, en una falta frontal en la que el equipo no es capaz de ganar la segunda jugada. El segundo, en una falta lateral rematada limpiamente por Alanís.

De Pérez a Pérez es muy difícil. El argumento del Sporting para intentar tomarle cara al partido cuando estaba dos goles por debajo en el marcador fue encadenar balones largos desde la defensa hasta la delantera. El origen, Álex Pérez; el objetivo, Pablo Pérez. La pobre propuesta quedó mucho más en evidencia ante la falta de habilidad de los gijoneses en lograr sacar partido de las segundas jugadas. Ni pudo hacerlo en lo defensivo, motivo por el que empezó a perder a los cinco minutos de juego, ni mucho menos en ataque. Un detalle que suele venir aparejado de desorden táctico. Hernán Santana se cansó de pedirla en corto. Acabó mirando más al cielo que al suelo, como el resto de sus compañeros.

Djurdjevic atemoriza al rival. Hubo que esperar al minuto 69 para ver el primer retoque táctico de Baraja para un partido al que el Sporting no sabía meterle mano. Visto que la presión alta de los azules hizo renunciar, demasiado pronto, a que el balón pasara por el centro del campo, la presencia de Djurdjevic en el área hizo retroceder a los azules. El serbio entró por Pablo Pérez y se convirtió en un estímulo para creer en una remontada que parecía imposible. Participó en la acción del penalti que permitió acortar diferencias y tuvo otras dos acciones en las que puso en duda a los centrales del Oviedo. Nadie sabrá qué hubiera pasado si hubiera salido antes o si Baraja hubiera probado a apostar de inicio, algún día, a dos delanteros.

El fracaso de los fichajes: cinco incorporaciones en la grada. Roberto Canella y Pablo Pérez fueron los representantes asturianos el once rojiblanco para el derbi regional. Ambos, criados en Mareo. Por categorías inferiores también pasaron otros de los futbolistas que saltaron de partida. Cristian Salvador e Isma Cerro representaron a los seis jugadores que dieron el salto desde el filial en julio. En el banquillo se quedaron Nacho Méndez y Dani Martín, los otros dos asturianos de la lista, así como Traver. En cuanto a los diez fichajes de Torrecilla, Molinero fue el único elegido de inicio. Cofie, Geraldes y Djurdjevic comenzaron en el banco. El resto, a excepción del internacional Lod, a la grada: Noblejas, Blackman, Álvaro Jiménez, Sousa y Peybernes. El problema está más allá del banquillo.

Once previsto y Cristian, al rescate. No hubo sorpresas en la alineación. Rubén Baraja dio continuidad a lo ensayado durante la semana y optó por la decisión moderada en la principal duda previa al encuentro: el ocupante del lateral derecho. Molinero fue el elegido, el hombre que ha sido titular en todos los partidos hasta el momento, privilegio que comparte con Mariño. Las caras nuevas, respecto a la jornada anterior, fueron las de Roberto Canella, que regresó al lateral izquierdo recuperado ya de sus problemas musculares, sustituyendo a Noblejas, y Neftali, punta de lanza, en lugar de Djurdjevic. Los elegidos parecían conscientes de lo que estaba en juego. Cristian Salvador fue el único en echarle coraje al asunto en el bochorno de una primera parte de un Sporting sin alma y puro desconcierto.

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