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Entrenador de fútbol base

Salida nula

La falta de determinación en ataque del equipo de José Alberto acabó condenándolo ante el Zaragoza

La tarde del sábado tenía un aroma especial. Pese a ser el día de la cabalgata, el final de las vacaciones, el cierre de las fiestas, para el Sporting significaba el inicio de algo. Quince días sin fútbol dan para mucho, por lo que todo aficionado merodeaba su asiento con las cuentas bien claras y un único requisito: lograr ganar al Zaragoza.

El arranque del Sporting fue fulgurante. Una de las señas de identidad del proyecto de José Alberto volvía a dar sus frutos, con un equipo que ahogaba al rival en su área a través del juego, recuperando constantemente por colocación e intensidad y que pudo dejar el partido visto para sentencia en uno de los tramos de mejor fútbol colectivo que se recuerdan en la zona. Pero la falta de determinación en esos muy buenos minutos iniciales condenó a los rojiblancos a permanecer en un partido que no supieron jugar, terminando ahogados en errores del pasado, despoblando el centro del campo y sufriendo la tiranía de un Jorge Pombo preparado para lucir rapado en categorías superiores.

Esa falta de colmillo frenó el inicio de algo que no terminó de ser, una salida nula al sprint que necesitaba el Sporting y que hizo volar por los aires las cuentas de todo aficionado rojiblanco, olvidando que la Segunda División no permite la distracción de mirar más allá de los siguientes noventa minutos.

Y mientras tanto, la Copa. La competición del KO llega esta noche al Templo como una oportunidad más de seguir creciendo. El renovado equipo de José Alberto debe ser capaz de probarse a sí mismo su capacidad para prolongar en el tiempo sus buenos momentos de juego, así como mejorar su nivel de sufrimiento cuando el fútbol no sea suficiente.

El técnico asturiano, uno de los más interesados en la disputa de este encuentro, aprovechará la oportunidad para sacar conclusiones que le permitan terminar de completar un once con el que asaltar los objetivos venideros, completando el par de piezas que hagan "click" en el puzzle sportinguista, a la espera de sus tardíos regalos navideños. Enfrente, la sensación será bien distinta. Un Valencia herido con muy poco que ganar visita el Molinón en una de esas noches trampa que el mes de enero "regala" a los grandes. Marcelino vuelve en una situación bien distinta a la de su último paseo por Gijón.

El Sporting comenzó el año con una salida en falso que no debe tomarse como definitiva, si bien, al igual que ocurre en las carreras, una más le alejaría definitivamente de las opciones por subir a su podio particular. La de esta noche en El Molinón supone una buena prueba de esfuerzo entre dos conjuntos que, salvando las distancias, se ven reflejados en un mismo espejo y que deberán afrontar la segunda mitad de la maratón a golpe de zapatilla.

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