Veinte partidos. Este es el número que separa a Carmona de asegurarse seguir un año más como rojiblanco. Si llega a esa cifra esta temporada, el "Diez" del Sporting tendrá derecho a seguir subiendo a Mareo a fichar todos los días. Habrá quien se lleve las manos a la cabeza de que algo así pueda ocurrir y que no dé crédito a que Carmona pueda sumar diez temporadas consecutivas como rojiblanco. Pero a pesar de que la iglesia carmonista esté en horas bajas, prácticamente a punto de echar el cierre, sería injusto, muy injusto, no reconocer la trayectoria de alguien que suma más de 250 partidos con el Sporting y que ha sido protagonista en los buenos y en los malos momentos. El problema es que en esto del fútbol no hay sitio para el ayer. Eso, y que cuando las cosas van regular tirando a mal la gente se cansa de ver las mismas caras y exige nuevos muñecos del pimpampum. En esas se encuentra Carmona, al que ya desde el pasado mercado de invierno se está tratando de buscar acomodo por tierra, mar y aire. El negociado no parece fácil para los intereses del club, que quiere deshacerse del jugador para liberar masa salarial con la que poder traer nuevo género para exhibir en el escaparate. Pero ya se sabe que la "operación salida" en el fútbol del coronavirus va para largo. De momento, el atasco en el carril del "10" pinta que será kilométrico.
