Lo ha dicho un experto: como el jabalí se instale en las ciudades asturianas, detrás vendrá el lobo. Pues el lobo tiene que estar al llegar porque la presencia del jabalí en los campos gijoneses cercanos a la ciudad es un hecho que sufren los vecinos de las parroquias afectadas y constatan los medios de comunicación. Ni el jabalí es una broma, ni mucho menos el lobo. Las ciudades no son el mejor territorio para la fauna salvaje, pero Gijón hará bien en prepararse para que cualquier día se escuchen los aullidos de los amigos de Félix Rodríguez de la Fuente. Que alguien nos diga a los vecinos de Gijón los bienes que recibe la ciudad con la presencia del jabalí y con la cercana del lobo. A simple vista no se ve beneficio alguno, pero quizá se deba a la supina ignorancia que arrastramos. Y ahora resulta que entre los jabalíes hay especies invasoras llegadas de no se sabe dónde. A ver qué especies se traen los lobos y lobeznos que esperamos.