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Profesor de Geografía e Historia

Gijón esperando vías

Entre planes y contraplanes, la casa sin presupuesto y sin barrer

Malos tiempos para la lírica gijonesa y asturiana. Ocho años después Asturias sigue con la población activa menguada, sin tren de alta velocidad (AVE) por tierra, yendo gastados más de 3.600 millones de euros sobre los 1.800 presupuestados, ni vuelos internacionales por aire, ni "Autopista del Mar". La Zalia esperando en el limbo de los plumeros de la Pampa. Ahora se les ocurre precipitar el boicot a los vehículos diésel, a ver si así laminan también el empleo en Arcelor, que entre otras cosas fabrica metales para sus carrocerías. Y Gijón sigue con el Plan de Vías en vía muerta. Después de jugar al perro y al gato que si la estación intermodal en el Museo del Ferrocarril, o en Moreda, o en el Humedal, o entre ambos, ahora resulta que no hay dinero para pagar el Plan de Vías que unos proponían -y ya- por el Este hasta Cabueñes, otros por el Oeste hasta Veriña, y no sabemos si alguno por el sur hasta el sol de Antequera. Qué fácil es prometer copas para la fiesta, pensando acaso las tendrá que pagar quien venga después.

En la medida en que el desarrollo del Plan de Vías de Gijón depende del presupuesto del Estado y de la venta de las parcelas del "Solarón", se plantea una doble incógnita. La primera si para 2019 el PSOE de Pedro Sánchez sigue en el poder y se prorrogan los presupuestos del PP de Rajoy del 2017, ¿se pueden incluir partidas extraordinarias al efecto mediante decreto-ley a convalidar por el Congreso? Al no cuajar los chanchullos con los separatistas, que apuntaban a un cambalache de menor petición de penas por la independencia unilateral y anticonstitucional, y beneficios penitenciarios posteriores para los sediciosos y malversadores, a cambio de aprobar unos presupuestos preelectorales con más gasto, la opción de la prórroga parece posible. Cuando Rajoy estaba en la oposición pedía bajar impuestos, cuando llegó al poder los subió. Cuando Pedro Sánchez estaba en la oposición decía que Rajoy o aprobaba sus propios presupuestos o debería convocar elecciones; una vez más una cosa es predicar, y otra distinta dar trigo.

La segunda es por qué no han sido capaces, después de quedar desierta la primera subasta de las dos enormes parcelas de los terrenos liberados al derribar las estaciones de trenes, con las que sufragar parte del nuevo proyecto, de volver a sacar a subasta los terrenos, pero divididos en cuatro parcelas medianas y por tanto a precio más asequible para poder ser compradas. La función de los políticos debería ser dirigir la administración, gobernar es organizar -no estorbar-, y marcar prioridades para encauzar los asuntos, aunque luego los especialistas definan los detalles más técnicos. Si la función de los políticos es solo figurar y prometer, y esperar a ver si los problemas los arreglan los técnicos o se arreglan solos: ¿entonces para qué sirven los sueldos que pagamos a los políticos? ¿Se les paga solo por adular, boicotear y postureo? Pues acabaríamos antes prescindiendo de la partidocracia estéril y que gobiernen los tecnócratas, siempre que acrediten méritos. Menos contraplanes y más soluciones.

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