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Tiempo entre lecturas

Ahora se lee menos que antes, en parte debido al empuje de las nuevas tecnologías y a los gustos actuales

El largo y gélido invierno es motivo suficiente, aún habiendo otras causas, para cambiar de vida o de manera de verla. Hemos dejado decenas de libros olvidados en "el monte de Piedad" de nuestra biblioteca, no frecuentada como antaño. Y pensar que fueron nuestros más geniales maestros, a cuyo aire crecimos, que se podían pasar las tardes largas leyendo y sin sentir cansancio, puesto que nos parecía ser más al leer más. así aparecieron libros imprescindibles a nuestro modo de entender, de introspección en los caracteres de los personajes de ficción, tan reales y ciertos como la vida misma.

Se me ocurre un concurso que alguien promoviese, en el que había que adivinar por unas líneas o un párrafo quién era el auto. ¿Adivina quién viene a leer esta noche? Habría un número de lectores voluntarios que habrían escogido un autor (clásico), sin aportar más señas. Serían libros como "La Cartuja de Parma", de Stendhal; "En busca del tiempo perdido", de Proust o "Un viaje a La Alpujarra", de Pedro María de Alarcón (recuerdo lo que me gustó hacer ese viaje leyéndolo). Prosas muy distintas y características de autores ya muertos: un viaje de invierno de Juan Benet, tan enigmático como que ocurre en el subconsciente de una mente. Estoy leyendo a una persona que estudió sus escritos. Claro que no podría leerse algo que viniese ya en Internet, pues el juego está en adivinarlo.

La lectura puede ser comunitaria en un lugar de reunión un día a la semana; pero resulta más agradable en soledad, con una mantita sobre las rodillas viendo caer el agua tras los cristales y sentir un vientecillo fresco colarse por las rendijas de las ventanas de una casa de novela que es donde yo vivo.

Estamos en un siglo perfeccionista al máximo, dicen y esta mentalidad llega a la organización de la lengua con frases cortas sin retórica donde hay que ajustar y perfilar las palabras para decir lo mismo. De esta manera sufre la imaginación y la originalidad de cada uno, aunque los que son buenos escritores de ua manera u otra, a su manera, seguirán siéndolo. Pero yo hablo de releer a los clásicos. Como "El club de los poetas muertos", que dio pie a una película muy discutida y que no fue del gusto de algunos críticos.

Me dijo una profesora ya fallecida que, al haber másteres de novelas, poesía, relato breve oteatro, a gusto del estudioso parece que todas las novelas son iguales. Exageraba un poco, pero, en fin, que no estaba ella por lo de hacer un máster, que esto no es "Tiempo entre lecturas" aunque se parezca el título de María Dueñas.

Pero me parece que nadie me hará caso aunque sería un aliciente para leer más, que parece que ahora se lee menos que antes culpa de las nuevas tecnologías. Quizás, qué sé yo, pero quizá es que ya leímos toda la biblioteca y ahora pretendamos gastar el tiempo en escribir. Pues hagámoslo, que el tiempo de invierno se presenta duro y poco amable.

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