El modelo de participación ciudadana, antaño motivo de orgullo local, se ha quedado obsoleto. Lo dicen los representantes del movimiento vecinal, que aún conserva un músculo envidiable pese a su imparable envejecimiento, y lo reconocen con la boca más o menos pequeña las autoridades municipales. Los consejos de distrito, diseñados a principios de siglo, no responden ya a las necesidades de una población que cree más en la política a pequeña escala, es decir, en la solución rápida de los problemas cotidianos, que en los atascados órganos de consulta y decisión (de ahí que el nuevo programa para que los concejales reciban cara a cara a los vecinos sea una gran idea). Por no hablar de que estos instrumentos sufrieron cierto uso partidista al final de la anterior etapa del PSOE y la muerte inducida durante los ocho años de Foro. Urge cambiar el formato. Los gijoneses deben contar con nuevos cauces para hacerse escuchar. La ciudad lo está pidiendo a gritos.