La moda de los selfies ha traspasado fronteras y algunos buscan el no va más allá para presumir en las redes sociales. Ya no importa la altura, ni mucho menos el riesgo de plasmar cualquier instantánea. Que uno se encuentre en El Puentón, sobre el río Sella a su paso por Cangas de Onís, en lo más alto del Monumento Nacional, a una pareja haciéndose de espaldas, palito en mano, una retahíla de selfies con miras al Picu Pierzu, sentados sobre la mampostería pétrea, ajenos al paso de otros turistas o visitantes, es como para sentirse un tanto preocupado. Pues, sí, allí estaban, pero no les valía con las fotos de rigor del puente "romano", tenía y debía ser algo mucho más arriesgado, que rompiese con lo tradicional. La próxima vez, sin sustos.
