Echaba en falta una funcionaria la cuestión cultural en los debates electorales y otra buena amiga me mostraba, algo escandalizada, la ausencia de nuestras ligas mayores en el programa sobre música de uno de los principales partidos: ni conciertos del Auditorio, ni jornadas de Piano, ni Barroco, ni Zarzuela, ni Oviedo Filarmonía. Es curioso porque precisamente ese campo es uno de los pocos en el que las cosas se han hecho bien y han florecido: hay estructura ágil, profesionales, planteamiento general, visión a largo plazo, orden y dirección brillante. Sólo hay que replicarlo.