Oviedo, Chus NEIRA

De las aguas iniciales de la cantautoría al rock independiente de autor, el músico Quique González ha acabado por atracar su nave en un cómodo, respetado y admirado muelle de la música nacional contemporánea. Le ha pasado lo mismo que a sus compañeros de viaje (Xoel López, Iván Ferreiro, «Pereza»...), y por eso en el concierto del sábado (22.00 horas, sala Albéniz, Gijón, 20 euros), segundo con el que presenta en Asturias «Avería y redención n.º 7», seguro que llena. Algo constipado, en su casa de Madrid, se le pregunta primero por esa primera división a la que parecen haber ascendido él y sus colegas.

-No lo veo tanto dentro del ámbito generacional y sí más de una forma individudal. Aunque sí se da la casualidad de que todos esos músicos hemos coincidido varias veces, incluso haciendo música juntos...

-¿En el proyecto argentino de «Laboratorio Ñ»?

-Sí. Y fue positivo para todas las partes estar allí. De todas formas, aunque sé que mucha gente que viene a verme efectivamente nos ve como un grupo de gente, yo tampoco lo siento exactamente así. Puede que haya un relevo generacional, y sí, son mis amigos, pero si están funcionando es porque han trabajado, tienen talento, hacen buenas cosas y son de verdad.

-No hace tantos años la escena nacional estaba copada por música que no era de verdad.

-No estoy seguro de poder hacer una valoración. Creo que la gente que lleva años haciendo música, como es nuestro caso, al final se trata de recoger lo que has sembrado durante mucho tiempo. No se trata de dar lecciones. Nosotros no lo hemos tenido fácil y poco a poco hemos ido cogiendo público. Ésa es la forma de construir algo sólido.

-Hay quien no ha tenido tanto peregrinaje. Los hay que triunfan de un día al otro.

-Está claro que cuando eliges esta forma de hacer las cosas no estás eligiendo un camino fácil. Aunque ninguno lo es. Lo que nosotros hacemos tampoco tiene unos canales inmensos. La música más comercial sí tiene otros canales de difusión que no son el pico y la pala.

-Hombre, ahora algo más de repercusión sí está teniendo. ¿O no?

-Sí, sin duda. Pero nunca he sonado en las radios, salvo el primer disco. Ni tampoco he tenido espónsores, ni se han hecho nunca grandes campañas de televisión conmigo. Nunca he disfrutado eso.

-Un disco que suena, una gira que funciona y, mientras, ¿nacen más canciones?

-Claro, sigo escribiendo, no me pongo a componer para hacer un disco, las voy haciendo y cuando tengo suficiente material que me gusta, grabo. Hay etapas en las que estás más o menos inspirado. En las que te salen más cosas que te gustan.

-Pues teniendo en cuenta el número de discos y canciones, está en racha.

-Es cierto que he escrito bastantes canciones en poco tiempo. Pero, mira, de hecho las tres últimas canciones que he escrito no me gustan demasiado. Igual ya he dejado de molar.

-¿No le gusta nada de lo que ha compuesto últimamente?

-No, estas tres estoy haciéndolas. Sí tengo unas cuantas que me gustan, quince o dieciséis. Pero las tres últimas, en concreto, me tienen ahí un poco que no. También a veces pasa que hay algunas canciones que escribes que te sirven de puente para hacer otras y nunca las terminas. Otras veces esas canciones acaban por gustarte con el tiempo. Porque se las enseñas a alguien, le gustan, te insisten, las empiezas a ver de otra forma...

-¿Tiene a quién consultar?

-Sí, ahora estoy muy contento con mi equipo y con mi banda. Hasta ahora tuve la suerte de tener a Carlos Raya, que no era el único, pero sí el más importante. En general, no me fío de la opinión de cualquiera, pero sí de los que tienen criterio y que sé que no me van a hacer la pelota porque sí.

-¿Entre esas canciones surgen cosas nuevas en el universo Quique González?

-Siempre hay esa intención, pero no de una forma consciente, premeditada. De hecho, muchas de las cosas que no te gustan es porque no les encuentras algo especial que te lleve a otro sitio. Cuando terminas un disco sueles comprobar que es difícil separarte tanto como querías de lo último que habías hecho. Al final, haces lo que te sale.

-¿Le influye mucho para componer lo que lee, lo que escucha?

-Seguro que sí. Es una mezcla de todo: de la música que escuchas, de los libros que lees, de lo que dicen tus amigos, de artículos, de conversaciones, de lo que escuchas en una cafetería. Las canciones son una síntesis de todo eso.

-¿Y cuáles son ahora sus obsesiones?

-Hay una obsesión que es encontrarme, entenderme un poco mejor. Y comprender mejor a la gente. Sobre todo a la gente que tengo más cerca. Y con respecto a las otras obsesiones, las de fuera, estoy leyendo a Paul Auster, estoy escuchando cosas como el «Utopia Parkway» de «Fountains of Wayne» o el de Robert Plant con Alison Krauss.

-¿Y las canciones le ayudan a entenderse o le despistan?

-A veces despistan más que ayudan. A veces entiendes las canciones después de haberlas escrito años atrás. Y cosas que en un momento no tenían sentido concreto, pero te gustaban cómo sonaban o se aproximaban a la idea que querías escribir acaban por cobrar un sentido real y concreto. En ese sentido, me gusta pensar que hay canciones que van por delante de uno.

-Ya presentó «Avería y redención» en Oviedo. ¿Novedades en el concierto de Gijón?

-En Gijón es en sala, no en teatro, y por lo tanto será distinto, aparte de que cambiamos el repertorio casi cada día. En una sala afrontamos las canciones de otra forma. En un teatro puedes matizar mucho más y puedes hacer canciones más acústicas y jugar más con la dinámica, cosa que la sala no permite tanto. Además, hay bastante gente que viaja para vernos una y otra vez, y por ellos no debemos repetir los conciertos. Y también por nosotros, para no aburrirnos.

-¿Contento con la banda?

-Claro, es una máquina bien engrasada. Llevamos ya treinta o cuarenta conciertos desde que empezamos, en octubre, y tanto a nivel musical como a nivel personal estamos en un buen momento. Lo estamos pasando muy bien, funciona y, no sé, ojalá que dure. Es algo que tengo que cuidar para disfrutar el mayor tiempo posible.

-¿Todavía queda gira?

-Estaremos hasta finales de año tocando. Igual con algún parón, pero mi intención es seguir hasta que acabe el año. Por el medio, sí, iré grabando un poco, trabajando con las canciones, y viendo lo que tenemos. Pero sin fecha fija.