Cudillero, V. DÍAZ PEÑAS

La villa marinera de Cudillero cuenta ya con medio centenar de nuevos pixuetos. El núcleo porteño celebró ayer, dentro del último día de fiestas patronales, el tradicional bautizo pixueto realizado con aguas de la fuanti'l Cantu. Un total de cincuenta y dos personas, entre ellas jóvenes, mayores y niños con apenas unos meses de vida, se convirtieron, para siempre, en pixuetos de hecho y derecho. Y es que, como dice la copla, que todos ellos escucharon antes de ser regados con agua del manantial: «Ya miantras Cuideiru viva / y duri la fuanti'l Cantu / bautizámusti con agua / anque sea sin el santu». Un año más, la tradición se cumplió ayer en Cudillero.

El bautizo pixueto es un rito pagano que se lleva realizando en Cudillero desde hace más de cuarenta años. Primero se hacía de manera alternativa para, poco después, en los años setenta, institucionalizarse. Hoy en día este acto es uno de los más representativos dentro del programa de fiestas de San Pedro, San Pablo y San Pablín. Como en los últimos años, decenas de personas se dieron cita en esta fuente situada en la parte alta del anfiteatro para bautizarse y convertirse así en pixueto de por vida. Casi todos los vecinos han sido bautizados en esta fuente, donde también se baña a los foráneos que trabajan en el pueblo o que guardan algún tipo de relación con el concejo costero.

A las cinco y media de la tarde de ayer los cohetes y la música marcaron el inicio de la celebración. La comitiva, encabezada por una banda de músicos y seguida por familiares, amigos y allegados de los bautizados se encaramó a la parte alta de la villa para recibir este bautizo pagano, que sigue sorprendiendo a visitantes y turistas. Ayer, decenas de personas se agolpaban junto a los caños de la fuanti'l Cantu para participar o conocer por primera vez este rito tan arraigado. Antes de iniciar el bautizo se rindió homenaje al matrimonio formado por Bernardo Fernández, de 96 años, y Nélida Busto, de 97 primaveras, en un acto enmarcado dentro del día dedicado a los mayores del concejo.

Uno por uno los cincuenta y dos nuevos pixuetos fueron bautizados siguiendo el rito tradicional. Entre ellos había personas de todas las edades y hasta de varias nacionalidades. Éste fue el caso de Nicolaiescu Valentín, natural de Rumanía, que lleva tres años trabajando en Cudillero en el sector de la hostelería. «Después de tres años aquí, me siento pixueto», alegaba ayer tras ser bautizado. Y es que la hospitalidad es uno de los valores que definen el carácter de este pueblo marinero.

La más joven en recibir este peculiar bautizo pagano fue Paula Manso, de tan sólo dos meses. Su abuelo Ramiro Manso y su abuela Aurora Fernández no escondían su alegría. Ellos también fueron bautizados en esta fuente. Él es pixueto de adopción, mientras que ella lo es de nacimiento, de hecho, llegó al mundo en una casa próxima al caño. Como buenos pixuetos, querían que su nieta también fuese bautizada por este rito. Es la mejor manera de que la tradición continúe en la familia.

Junto a Paula también fueron bautizados los gemelos Alba y Pablo Díaz Marqués. Con tres meses de vida fueron bendecidos por primera vez en la fuanti'l Cantu. Como apuntaba su madre, Francisca Marqués, acompañada por su hermana durante la celebración, el próximo domingo serán bautizados en la iglesia. «Hay que cumplir con el trámite. Ahora ya son cien por cien pixuetos», comentaba Francisca con uno de sus hijos en brazos tras el acto celebrado ayer en Cudillero.

Un año más el encargado de realizar este bautizo pagano fue Sergio González, presidente de Avanti Cuideiru y pixueto de pro. Junto a él se encontraban miembros de la peña Fuanti'l Cantu, así como miembros de la comisión de festejos y representantes del Ayuntamiento de Cudillero. Todo estaba coordinado. Se recitaba la copla, se regaba la cabeza del bautizado y posteriormente se la secaba con una toalla. Unos fueron bautizados entre llantos y otros lo agradecieron, dado el calor reinante. Eso sí, todo en un ambiente festivo y de alegría generalizada. Y es que, como comentaban ayer durante la celebración, a pesar del frescor de las aguas del caño, ser pixueto es todo un orgullo, más aún después del bautizo.

La fiestas de Cudillero continuaron con el reparto del bollo y con una verbena que se alargó hasta altas horas de la madrugada.

Paula Manso, de tan sólo dos meses de edad, fue la más joven en recibir el tradicional bautizo pixueto