Oviedo, Lucía NOSTI

Llegaron en un autobús colorido a la plaza de Porlier, en el centro de Oviedo. Decenas de niños y niñas bajaron del autobús bailando, y allí mismo, en mitad de la calle, interpretaron «Ity Ny Sakamantatsa», una canción que, como explicó la pequeña Venny Giran, compusieron entre todos y que habla sobre el derecho a tener una educación. El «Malagasy Gospel» está de gira por España y ayer recaló en Oviedo, para actuar en el teatro Filarmónica; también estarán en Gijón, Avilés y Siero. Es un coro singular, además de por el entusiasmo y el talento de sus componentes, por el hecho de que sus voces son las de los niños desfavorecidos de Madagascar, con discapacidades físicas o en una difícil situación social.

Esta coral está formada por 40 niñas y por dos niños malgaches con discapacidad visual. A través de su música quieren sensibilizar a la gente de las continuas violaciones de los derechos del niño en Madagascar. La infancia en los países del Sur de África está desprotegida: uno de cada tres menores es explotado en la minería, las salinas o en las canteras, lo que les niega el acceso a la educación.

Los niños del «Malagasy Gospel» ensayan en la Escuela de Música de Bel Avenir, en el sur de Madagascar. Detrás de este coro está la Fundación «Agua de Coco», que trabaja en cooperación internacional, con la educación y la prevención de la explotación infantil como prioridades. Mantiene proyectos en Madagascar, Camboya y Brasil y actualmente cuenta con más de 1.100 socios y colaboradores.

Por su labor, en el año 2009 estos cantores fueron merecedores del Premio Andaluz del Voluntariado. «Agua de Coco» se fundó hace quince años y en Madagascar cuenta con varias escuelas, una guardería, centros sociales y una escuela de música. Tiene sedes en Asturias, Cataluña, Granada, Valencia, Madrid y Almería.

«Queremos luchar contra el trabajo infantil e integrar a los menores con discapacidad en la sociedad a través de nuestros proyectos», comentó José Luis Guirao, presidente de la Fundación, que acudió a la presentación del coro ayer en Oviedo. Por su parte, Gerardo Gómez García, coordinador en España de la Fundación, hizo ver que «si ayudas a un hombre sólo ayudas a un individuo; si ayudas a una mujer, ayudas, en realidad, a toda una familia. Los proyectos no son pensados desde España. Observamos las necesidades que existen en Madagascar y a partir de las mismas los desarrollamos».

Los niños de la «Malagasy Gospel» han llevado sus voces por todo el planeta y ahora pasean sus canciones por Asturias. Sus conciertos irán acompañados de una exposición itinerante de fotografía, que ilustra el problema de la explotación infantil y la desigualdad que impera en los países del Sur de África.