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Aunar disciplinas no es tarea fácil. Al contrario, desnudarse, despojarse, renunciar a los personalismos para dar paso a una idea mayor y mejor es la resulta incuestionable de aquellos que utilizan la inteligencia y el denominador común de ansiar y procurar la belleza como estrategia de trabajo y, a la postre, energía vital y significada en cada pequeño detalle, hasta provocar una sinergia imparable entre actores, músicos, técnicos y por supuesto, público.

Con estos mimbres, pueden imaginarse que el resultado habla por sí solo y deslumbra, enamora, engancha y anima a seguir creyendo en la idea feliz de titiriteros cotidianos que tanta falta hacen en tiempos de vacas flacas; más aun, artesanos capaces de recrear la miseria humana, el dolor, la insatisfacción, el fracaso de las ideas, la muerte de los humanos y la necesidad de trascender a cuanto nos condiciona sin rendir ni claudicar. Un espectáculo así sólo puede valorarse como lo que es: una experiencia única cada vez, una realidad efímera -a la que ya me referí- que sorprende y sirve de excusa para recibir de cuando en cuando, un soplo de aire fresco frente a todo aquello que se repite y que se niega a renovar so pretexto de estamos en crisis o cerramos por vacaciones? Una idea así, tan cercana a presupuestos conocidos y cercanos como los de «Comediants» o «La Fura», no deja de tener un componente siempre combativo y reivindicativo. La estética contemporánea no deja de sorprender, aun cuando se esté desgastando con propuestas vacías y siempre aburridas. Afortunadamente, todo es posible en el imaginario de los que nos visitan estos días y que a buen seguro, harán las delicias de los que decidan acercarse a ese rincón todavía estigmatizado de la Laboral. Una oportunidad para compartir con sus hijos dos horas de chirriante y emocionante trabajo de primera magnitud. Mejor que el fútbol, aunque la Roja siga marcando los tiempos de este país.

En buena hora.

El resultado habla por sí solo y deslumbra, enamora, engancha y anima a seguir creyendo en la idea feliz de los titiriteros

Es una oportunidad para compartir con los hijos dos horas de chirriante y emocionante trabajo de primera magnitud