Complementos con formas divertidas se pueden encontrar en todos y cada uno de los puestos del mercadillo. Pero en algunos también se encuentran complementos que hacen sonreír a los compradores. «Adicta a los complementos» es una firma consolidada del «LabShop». Los broches «lollipop» -piruleta en inglés- y los colgantes en forma de pastel hacen las delicias de los asistentes al mercadillo. «Todo empezó siendo un hobbie. Para distraerme de los estudios empecé a hacer lo que de pequeña: pulseras, broches, colgantes...», cuenta Noelia Castro, creadora de la firma. «Con un fotolog, y ahora con un blog, di a conocer mi trabajo», explica. Ahora, hace ventas no solo a Asturias, sino que ha llegado hasta Abu Dhabi o Australia. «Pero aunque me esté internacionalizando, todos mis diseños son originales y artesanos, hechos con mucho mimo y cariño», aclara el alma mater de «Adicta a los complementos».

Con mimo también crea Noelia Francisco, responsable de «Nel-cel», sus colgantes con insectos disecados. «También tengo cosas más normales, como anillos y chapas súper monas», afirma.

Pero en este mercadillo no sólo hay complementos. La ropa también tiene su hueco. Nuevas diseñadoras dan sus primeros pasos en la Laboral. Ropa inspirada en los cincuenta y sesenta, vestidos de fiesta, moda vintage... todo tiene cabida. «Hago mis propios patrones inspirados en los años 50 y 60 y creo prendas únicas. Incluso busco telas de la época para que parezcan que se han heredado de tu madre o tu abuela», explica Laura Flores, creadora de «DCartesianos».

«Mimamantrana» presenta en el mercadillo la exclusividad de ropa que «no es para diario, pero que te puedes poner cualquier día para ir un poco más arreglada», explica Aia del Castillo, una de las creadoras de la marca. «Diseño la ropa para que quien la use se sienta guapa en todo momento», concreta la diseñadora.

Aunque las personas no son las únicas que necesitan vestirse. Y es que «En el asiento de atrás» ha descubierto que todo buen conductor quiere vestir su coche. «Estamos en un momento en el que a todos nos gusta personalizar nuestras cosas y hacerlas diferentes, por eso ideé una gama para decorar y cambiar la tapicería del coche», explica Alba Alcántara, responsable de «En el asiento de atrás».

Pero no todo en el mercadillo trata de ropa y complementos. Algunos van un poco más allá. «Porque sueño» llega a Gijón desde Madrid. Paula Domínguez, la artista, trabaja la ilustración digital para diseñar camisetas, chapas, espejos e ilustraciones propiamente dichas. «Todas las ilustraciones que hago se inspiran en algo que me gusta, sobre todo en el cine, en cuentos clásicos o en la historia. Cojo personajes y los reinvento para hacerlos míos», confiesa Domínguez, que intenta, poco a poco, entrar en el mercado de la ilustración de cuentos infantiles.

En la Laboral también hay hueco para los marca páginas de plástico de capas de Alejandro Mazuelas. Las figuras decorativas y lámparas de metales reciclados de Nano Méndez. Y las camisetas de chico, cambiadores y mantas de bebés, o juguetes de «Naranjas chinas».

Noelia Castro presenta diseños originales y artesanos, hechos con mucho mimo y cariño

La gran novedad del mercadillo «LabShop» de este año es la internacionalización del mismo. Por primera vez, llegan a la Laboral diseñadores de fuera de España, en concreto de Venezuela.

Carla Penroz Armijo es la vendedora autorizada de «Hot Chocolate Design». Los zapatos son la especialidad de la firma venezolana que se venden bajo «Chocolaticas» en España. Carolina Aguerrerore y Pablo Martínez, los creadores, «diseñan todo y lo confeccionan en un pequeño taller. No quieren extenderse mucho para no perder el cuidado y cariño que ponen en su trabajo», explica Carla Penroz. Han vendido unos treinta mil zapatos en el último año en Venezuela, y exportan a Chipre y, ahora, a España. Pero «Hot Chocolate Design», o «Chocolaticas», no aspira a abrir tiendas o comercializarse masivamente para «no perder el amor que ponemos en cada zapato».