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Marlon Brando en "Rebelión a bordo".

Pitcairn y el fin del mundo

Las islas polinesias donde se refugió Brando tras el motín de la "Bounty"

Cada vez que puedo, regreso a Pitcairn. Pitcairn suma cuatro islas de nada y 56 vecinos enteros. Está en el fin del mundo, en Polinesia, cerca de ninguna parte. Y así es normal que hayan generado idioma propio (pitcairnés: una pizca de inglés criollo y otra de tahitiano). Un "cairn" es un montón de piedras en medio de un páramo. Pitcairn no está en un páramo, está en medio del océano Pacífico. O sea, un archipiélago de nada, pura fantasía. Lo fue para la tripulación de la "Bounty", el barco inglés aquel que vivió un motín porque el capitán -se llamaba Bligh- era más partidario de los árboles extraños que de su tripulación conocida. Fletcher Christian, su segundo, dirigió a los rebeldes, se los llevó a Pitcairn y allí quemaron la nave. Y nunca más regresaron (los 56 pitcairneses son herederos de aquella tripulación y de las tahitianas que secuestraron, un rapto de las sabinas, pero a finales del siglo XVIII). Todo esto lo cuentan Charles Nordhoff y James Norman Hall en una trilogía que después fue película (con Marlon Brando y todo). Mark Twain también habla de este país de mentira sin conocer una historia de terror juzgada por la corona británica no hace mucho (en 2004): siete de los 12 hombres de Pitcairn fueron procesados por pedofilia, incluido el alcalde.

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