El paseo marítimo y el arenal de la playa de San Lorenzo se llenaron ayer de tradición para celebrar el fin de las fiestas, dejando tras de sí una intensa Semana Grande. Con los meñiques entrelazados y los pies moviéndose al son de "La Molinera", miles de personas participaron en la danza prima que se celebró a las 14:00 horas. Todos juntos, con la mirada puesta en el mar y dejando la ciudad a sus espaldas, homenajearon a aquellos emigrantes gijoneses y asturianos que tuvieron que dejar su tierra en busca de una vida mejor. La danza, donde se unieron miles de personas compartiendo un mismo sentimiento, fue un gran abrazo "a los amigos, a las familias, a los de aquí y los que están lejos de este mar Cantábrico".

La tradicional jornada, día de la festividad de Nuestra Señora de Begoña, presentó sin embargo algunos contratiempos. "Debido a problemas técnicos no podrán escucharse ni el 'Asturias Patria Querida' ni el 'Gijón del alma'" se anunció por megafonía pasadas las dos, provocando la indignación de muchos de los allí presentes. "Es lo más bonito, no puedo entender que no podamos cantar el 'Gijón del Alma'", "me parece fatal"; "es indignante", comentaban entre ellos los asistentes.

A pesar de todo, la jornada sirvió también como punto de encuentro. Manolita García y María del Carmen García son dos amigas que hace 32 años vieron sus caminos divididos. Por motivos de trabajo, la primera comenzó su nueva vida en Madrid y la segunda en León, pero ambas tienen siempre presente los recuerdos de su ciudad natal. Como cada año, estas dos amigas se reencontraron para las fiestas gijonesas. "Volvemos todos los veranos porque nos encanta ver la ciudad llena de gente y alegría. Además, siempre participamos en la danza prima porque nos gusta mucho, aunque este año no haya sido como esperábamos", explicaron tras el anuncio por megafonía.

Pero no solo la tecnología jugó una mala pasada. En medio de la danza, una ola traicionera empapó las mochilas, sombrillas y toallas de quienes estaban distraídos con los cantos. Sorprendidos, los participantes rompieron su unión para evitar que la marea arrastrara sus objetos personales bajo la atenta mirada de los curiosos. Apoyados en la barandilla, muchos fueron los que, a pesar de no participar, disfrutaron de la tradicional danza prima junto a sus amigos y familiares.

Para los habituados a las tradicionales actividades del día de Nuestra Señora de Begoña, las cosas "podrían haber salido mucho mejor", pero para los que nunca habían estado las sensaciones fueron muy distintas. "Nos encontramos con esto de casualidad y alguien nos contó que era un homenaje a los asturianos. La verdad es que es muy original y llamativo" contó María Sánchez, una salmantina que está de vacaciones en la ciudad con sus amigas.

También con motivo de la celebración del día grande se disparó el Restallón desde el Cerro de Santa Catalina, con un ruido atronador que rebotó en las fachadas de los edificios cercanos y se hizo eco por todo Gijón. Durante seis minutos, el ruido cubrió la ciudad a mediodía y la alegría se hizo con las calles el resto de la jornada. Esta sonora descarga de pólvora pintó de blanco el intenso azul del cielo, donde el sol contempló tranquilo el fin de la Semana Grande.