Una mujer entrena, compite, lucha. Una mujer rema. Una mujer se esfuerza y, muchas veces, gana, coronándose vencedora absoluta de un descenso internacional en piragua como lo es el Sella. Pero son también muchas las veces que esa parte de la historia se olvida. Y, demasiadas, las que ni siquiera llega a contarse. "Hay siete libros escritos sobre el Descenso del Sella, pero se habla muy poco, por no decir nada, de las mujeres; es como si no existieran", argumentó Janel Cuesta, primer vicepresidente de la Asociación de Amigos de Dionisio de la Huerta, fundador de la "Fiesta de las Piraguas". Y de ellos surgió la inciativa que pone a algunas de las mujeres ganadoras de la internacional prueba, por fin, en el punto de mira, en un homenaje celebrado ayer en el Club Astur de Regatas, en Gijón.

"Las mujeres ya hemos recorrido una gran parte del camino, pero no hay que bajar la guardia, ni chicas, ni señores", instó la piragüista Carmen Adell, en una frase que resumía un acto que para la ocasión reunió a once deportistas que en su día hicieron historia en el Sella: María de los Llanos, Marisol Martínez, María del Mar Arias, Margarita Suárez, Ana Rodríguez, Carmen Adell, Laura Valdés, Almudena Avilés, Belén Álvarez, Cristina Roche y Olena Shaparenko. Representaban a las ganadoras de distintas épocas, desde los años 70 con el triunfo de Adell, hasta Olena Shaparenko en 2003, ya que reunirlas a todas sería casi imposible.

"Soy lo que soy gracias a esta gran parte de mi vida que fue el piragüismo", contó Ana Rodríguez, emocionada, que reconoció -como hicieron muchas de las presentes- que "tengo los pelos de punta desde que me llamaron para este acto".

Y el espíritu del encuentro era fácil de explicar: "Se trata de juntar a las campeonísimas del Sella de todos los tiempos en un acto que sirva para homenajearlas, para reconocer su esfuerzo", contó Esther Canteli, una de las organizadoras. "Es maravilloso que se dé visibilidad a la mujer; es muy importante", añade Almudena Cueto, directora del Instituto Asturiano de la Mujer, antes de que comenzara el acto.

Pero aunque era un día para las mujeres, fueron muchos los hombres que acudieron al encuentro, e incluso dedicaron unas palabras a las representantes de esas mujeres olvidadas de la historia del piragüismo. Además, fueron también hombres, los ganadores de pasadas ediciones del descenso, quienes entregaron la simbólica "montera picona" a las homenajeadas, que llegaron desde distintas partes de Asturias y también de otras regiones como el País Vasco o Cataluña.

Entre la emoción y el poco tiempo que quedó para sus intervenciones, apenas pudieron más que agradecer a la asociación un acto como aquel, que les permitió recordar como el piragüismo supuso "un antes y un después" en sus vidas.