Kepa Junquera fue la luz más esperada en la noche mágica de las fiestas de Santa Ana, de Granda. El músico bilbaíno fue el protagonista indiscutible de un concierto de aniversario que festejaba los veinte años de esta popular noche celta. Granda reunió a cuarenta y cinco artistas de Cantabria, País Vasco, Asturias y Galicia, en lo que fue un homenaje musical a la cornisa cantábrica. El maestro de la trikitixa, que volvía a Granda -como el mismo recordó- 14 años después de un concierto inolvidable, contó con la especial compañía de veintidós mujeres panderetistas sobre el escenario: todo un tributo. Pandereteras que fueron sumando y sumando a lo largo del concierto

Familias sobre el césped de la carbayera esperaban desde mucho antes del inicio del concierto. Toda una velada en defensa de las noches celtas y la tradición. No faltó ni el orbayu. La velada musical sólo era el final de una gran jornada festiva. La exhibición de juegos asturianos acaparó la mayor parte del protagonismo de la tarde, donde los más aventureros se atrevieron con las distintas pruebas físicas que tuvieron lugar en el prao.

Pulsos, carreras con lecheras de cincuenta kilos o saltos de altura sobre fardos acaecieron ayer en lo que fue, para muchos, un espectáculo. "Todo el mundo puede participar en las demostraciones; este año, ha venido el subcampeón del mundo de pulsos, Marco Rodríguez, que es asturiano", explicaba Félix Gómez, presidente de la Asociación de Vecinos de Granda, que insistía que "a pesar de la lluvia, si comparamos este año con el anterior, la acogida ha sido mejor". Un público expectante presenció los saltos sobre pilas de leña cuadrada, que deben hacerse a pies juntos, sin quitar ojo a los participantes, y varias vecinas de la parroquia gijonesa se atrevieron con los ejercicios de fuerza. "A la gente le gustan porque no son pruebas habituales; muchos de los juegos los inventamos nosotros", explicaba el gijonés.

Pese a que la lluvia ahuyentó del prao a muchos vecinos por la mañana, la tarde reunió a niños y mayores, que disfrutaron de la sidra, la música y los talleres, en una jornada que estuvo animada por los ensayos de los músicos que participaron horas después en la noche celta. Los más pequeños tuvieron chocolatada y sesión de maquillaje, y pudieron pasarse por el mercado de artesanía asturiana con sus familias, que congrega cada año a diferentes artistas del Principado. "Intentamos que sea una cosa familiar. No queremos poner tiovivos ni colchonetas para los niños, sino que se hagan actividades en familia", explicaba Gómez, que añadía que "gran parte de los talleres van destinados a los más pequeños".

Los puestos de artesanía, en los que se trabajan materiales tan diferentes como la lana, la porcelana o la madera, son ya un clásico del Día Grande de Granda.