El censo de Gijón lleva años incrementándose. Pero no en población, sino en mascotas. La contabilidad de los veterinarios y los diversos sistemas de registro sólo están constatando una realidad que en Gijón hace tiempo que no pasa desapercibida, a tenor de la progresiva ocupación de parques, calles y hasta playas, que van haciendo los dueños de animales. Y los propietarios reconocen que la ciudad "ha evolucionado mucho en los últimos años en el tema de los animales", lo que la está convirtiendo -como ocurrió este verano con la playa abierta para mascotas- en uno de los destinos atractivos para poder pasar unos días con la familia al completo. Según las estadísticas, ya son 39.675 los perros que hay con chip en la ciudad, además de 1.379 gatos y 83 hurones, la tercera mascota más común en Gijón, según informa el Colegio de Veterinarios de Asturias. Por comparación, el censo de la ciudad a fecha de enero de 2016 tenía registradas 31.320 personas menores de 15 años en Gijón. O sea, que hay casi 8.000 mascotas más que menores y muchas son tan importantes o más que cualquier miembro de la casa.

"'Sila' es una más de la familia. Yo estoy viviendo fuera por la carrera que estudio y la echo mucho de menos, a veces viajo hasta aquí solo para verla. Es cariñosa, tengas el día que tengas: a mí me alegra la vida", asegura Alba Ordóñez, de 21 años, refiriéndose a su perra, de 7 años, con la que pasea por Cocheras. Las acompaña Irene Pacual, una amiga de Huelva que está de vacaciones y que lleva a "Daisy", la otra mascota de Alba. "Es una mezcla de labrador y golden, adoptada con ocho meses. Mi hermana y yo la conocimos en un refugio cuando fuimos de voluntarias y nos enteramos de que de pequeña la maltrataban. En cuanto lo supimos nos conmovió tanto que teníamos que adoptarla", confiesa Ordoñez.

La gijonesa Tania Casamitjana, de abuelos catalanes, también sale a menudo por Gijón junto a "Bruno", un sharpei de 2 años. "Vino de Gerona de un criadero y lo cogí en un momento de mi vida en que me había independizado y quería tener compañía. Lo bueno de los animales es eso, que te hacen salir de casa, porque hay muchas tardes en las que no habría hecho nada y gracias a él me animo a bajar a la calle. Junto a ellos se disfruta mucho más de los pequeños momentos", cuenta sin dejar de mirar con ternura a su fiel compañero.

Que estos pequeños, o no tan pequeños animales cambian la vida de las personas es algo que puede asegurar cualquiera que comparta su vida con uno. Como Sergio Cuenca y Sonia Sánchez, una joven pareja gijonesa que juega en el parque Isabel la Católica con "Mojito", "un perro salchicha de toda la vida", dice él, pero no uno cualquiera, ya que su vida ha dado un pequeño vuelco desde que decidieron tenerlo. "Era de un particular que tuvo una camada, nos enamoramos de él y como no sabíamos qué le pasaría si no nos lo quedábamos, aquí estamos los tres", explican sonriendo. "Desde que lo tenemos no paramos en casa, salimos mucho para que vea cosas nuevas: de esa forma caminamos más, llevamos una vida más activa y hacemos más ejercicio para que se canse. Ahora entre la playa para perros, los parques y que cada vez te dejan meterlo en más bares, Gijón es una ciudad muy cómoda para tener mascotas, y nuestra vida es mejor desde que tenemos a 'Mojito'", añaden.

Las mascotas también han conseguido cambiar la forma de ver la vida de alguna personas, como la de Mari Carmen Cisneros, que hace algún tiempo adoptó dos perros callejeros llamados "Lila" y "Lucas". "Los perros tienen muchas cosas positivas; aunque la creencia social es que son un estorbo lo cierto es que gracias a ellos me metí en este mundo de ayudar a los animales, de luchar contra el maltrato animal y contribuir con donativos", cuenta. "Como no entienden de maldades, desde que los tengo hablo con todo el mundo sin importar ni la clase social ni la edad, y también noto que el tener una mayor sensibilidad con los animales te ayuda a ser mejor con los humanos: eres más sensible al sufrimiento en general", asegura. Tampoco duda en afirmar que "en España estamos muy atrasados en este tema, aunque la verdad es que Gijón ha mejorado mucho. Es un efecto positivo que se contagia, tengo algunos amigos que decidieron adoptar un perro por verme a mí tan feliz con él y ahora están encantados", cuenta con orgullo.

Además, a esta gijonesa le ha servido para hacer buenos amigos. Paseando a sus mascotas conoció a Mari Carmen García y ahora quedan "para vernos en el parque y charlar". García, una gallega que se mudó hace 6 meses a vivir a Gijón, pasea a un pequeño pinscher de 9 años. "Es enano, pero es más listo que el demonio", bromea. Además, añade que "los animales son más civilizados con las personas, ellos nunca te harían daño. Yo los tengo desde siempre y me han dado muchisima compañía, más incluso que algunos humanos". Aunque menos habitual, por el parque también se puede encontrar a quien pasae a una mascota que no sea un perro. "Lola", una elegante gata siberiana de 5 años, disfruta a la sombra del parque Isabel la Católica junto a su dueña, Raquel Pedrero, una gijonesa de 22 años. "La acostumbré desde pequeña al arnés y así no le molesta y puedo salir a pasear con ella, es algo que me encanta, lo hago muchísimo y especialmente en verano. Esta gatita me aporta todo, la cogí porque ahora vivo sola y me da mucha compañía, la quiero un montón", asegura. Una tarde al sol "y muchos mimos", puede ser el mejor plan del verano.