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"He querido poner luz sobre una sociedad con mucho que ocultar"

"La historia de 'A menos de cinco centímetros' me encontró; he esperado para escribir novela negra a tener la necesaria destreza"

"He querido poner luz sobre una sociedad con mucho que ocultar"

Periodista conocida de radio, televisión y prensa escrita, la madrileña Marta Robles (1963) estuvo ayer en la "Semana negra", en Gijón, con su primer policiaco. Ha escrito más de una decena de libros, alguno de ficción (obtuvo el "Fernando Lara" con "Luisa y los espejos"), pero -fiel lectora- quería una historia con detective. El resultado es "A menos de cinco centímetros" (Espasa).

-¿Por qué lo ha pensado tanto para su primera novela negra?

-Soy muy prudente e insegura. La literatura es lo que más me gusta del mundo y desde niña he querido ser escritora, pero paso a paso. He escrito libros más cercanos a mi día a día, biografías o ensayos.

-¿Mezcla de respeto y temor?

-Sí, de miedo escénico. Quería encontrar la historia adecuada y el momento en el que me encontrara con la destreza literaria necesaria para mantener la tensión narrativa que exige una novela negra. Y ha sido ahora por una serie de circunstancias. Me encontró la historia.

-¿Cómo fue ese descubrimiento del núcleo de la novela?

-Siempre he querido construir un detective. He sido cooperante y durante mucho tiempo me acompañó una imagen de cuando presentaba los informativos internacionales en Antena 3: la guerra de Sierra Leona. De manera fortuita encontré reportajes de esa época y, de manera instantánea, regresó aquella imagen. Me di cuenta de que quería escribir de un detective con ese pasado de corresponsal de guerra. A partir de ahí, todo me vino rodado. El personaje central femenino, Misia, lleva un perfume de violetas. Pues fue por lo mismo: surgió con ese olor. A partir de ahí, empecé a estructurar la novela.

-¿Por qué un detective varón y no mujer, ahora que abundan las investigadoras?

-Por eso mismo. Soy mujer y me divertía más el reto de meterme en la piel de un hombre. Y, además, los hombres llevan siglos contando como sienten las mujeres -a veces muy bien y otras muy mal-, así que por qué no a la inversa. Algún hombre me ha dicho que parece escrito por un tío. Ha sido más interesante y divertido así.

-No vamos a destripar el argumento, pero ¿sobre qué ha querido poner el foco?

-Es una novela de engaños. He querido poner la luz sobre una sociedad cuyos protagonistas tienen siempre muchas cosas que ocultar. Todos tenemos un escaparate y una trastienda y he querido poner el foco en cómo esos engaños, los más terribles de la sociedad, son un poco cosa de todos. Y en algo muy stendhaliano, al menos de "Rojo y negro", la conveniencia de decir o no la verdad.

-Está el asunto de la trata de mujeres. En la rueda de prensa ha dicho que en España se produjo un fuerte aumento de ese comercio humano a raíz de los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. ¿Está documentado?

-Sí, trabajo con una persona cuya vida está dedicada a la lucha contra la trata. No puedo desvelar mucho. Ha hablado con todas las personas implicadas, incluidos los proxenetas. La trata en España empezó a partir de 1992 y sigue existiendo. El hecho de descubrir un caso de trata en Argentina, entre 1906 y 1930, vino bien para reflexionar sobre el hecho de que los proxenetas ganaron muchísimo dinero. Estuvieron en la cárcel unos meses y los soltaron.

-Su detective se llama Tony Roures, o sea, Robles en catalán...

-Mi padre se llamaba Antonio Robles y le llamaban Tony. Robles es Roures, pero, en gallego, es Carvalho. "Los mares del Sur" es una novela que me cambió la vida. Así que quise hacer un guiño a Vázquez Montalbán. Lo admiraba mucho.

-¿Conocía la "Semana negra"?

-Sí, por supuesto. Tengo muchos amigos escritores de género negro y he entrevistado a casi todos esos autores. Ahora hay dieciséis festivales de novela negra en España y me hace ilusión participar en todas, pero la de Gijón es la madre de todas; tiene mucha solera y prestigio. Era casi un sueño. LLevo desde el 31 de enero, cuando salió la novela, recorriendo España sin parar. Y aquí es el único sitio al que he venido nerviosa.

-¿Por qué cree que la novela negra tiene su actual tirón?

-En España somos muy de modas. Pasa en el tele, que de repente todos son programas de sucesos, de moda... Durante años lo que hubo es novela histórica, por todos lados.

-Lorenzo Silva relaciona ese tirón de la novela con el fenómeno de la obra de Stieg Larsson...

-Puede ser. Creo que también ha tenido que ver con cierto periodismo de investigación, la situación de la crisis. La novela negra estaba denostada, como si fuera un género menor. Borges ironizaba: decía que no aburría tanto como para que la gente la tuviera en cuenta en las academias. Una vez que ha dejado de considerarse un género menor, muchas personas la han abordado, como escritores y como lectores. La novela negra hace muy fácil que se señale con el dedo lo que sucede, la denuncia social. No importa tanto saber quién es el asesino, sino saber qué le pasa a una sociedad que está enferma y de la que todos formamos parte.

-¿Su detective tendrá continuidad?

-Está ya con otro caso. En una semana, espero ponerme a escribir. Me documento mucho. Me gusta el dato, el detalle, pero tiene que aparecer por algo.

-¿Y el periodismo?

-Intento ser optimista y que la actual situación se reconducirá. Hay que darle valor a nuestro trabajo, contrastándolo, que sea veraz y no en favor de la posverdad. No hay que hacer sensacionalismo. Si no vamos por ahí, igual desaparecemos.

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