"Las células, al microscopio, no se parecen en nada a las que aparecen en los libros, ¡siempre había creído que eran redondas!", exclamaba Isabel Abellán, estudiante murciana de bachillerato y una de las participantes en los Campus Científicos de verano en la Universidad de Oviedo.

Esos minúsculos elementos fueron ayer los protagonistas de la clase que ella y sus siete compañeros de grupo vivieron en la Facultad de Biología de manos del investigador Marcos García. En detalle pudieron descubrir las particularidades de las proteínas, unas moléculas "que no es posible obtener de forma artificial más allá de la actividad biológica, pero que tienen infinitas funciones y mucha más presencia a nuestro alrededor de las que uno suele pensar. El suero o el gluten, por ejemplo, son proteínas" les contó García.

Juntos experimentaron técnicas de análisis como la electroforesis, una separación molecular mediante la aplicación de electricidad, "útil para descubrir la composición" de las muestras, describía el profesor. El proceso tiene importantes repercusiones en campos "como la prevención de la neumonía, el desarrollo de fármacos contra tumores, la creación de vacunas o la detección de bacterias en el agua del mar", relataba García.

Mediante otra técnica de tintado muy común en análisis clínicos revelaron la pureza de las proteínas para darse cuenta de cómo "la mayor intensidad de color refleja más enfermedad, y la menor intensidad, un estado sano", explicaba.

El pan de cada día para el investigador, quien sorprendería a los estudiantes con el elevado precio del material que precisan para trabajar -200.000 euros cuesta cada máquina de muestreo- y con el relato del estado de la labor científica en España: "trabajar en condiciones dignas es complicado y suele ser obligatorio irse fuera", dijo García. Eso sí, sin desanimarles en su empeño de ser futuros profesionales de laboratorio: "si os gusta la ciencia, adelante".

Hoy será para esta tanda de jóvenes el último día de disfrute en Asturias antes de su regreso a lugares tan dispares como Canarias, Valencia, Murcia, Granada o Lleida. Atrás queda una semana plagada de actividades académicas en las que también han tenido tiempo para el ocio, con salidas a la playa, talleres de oratoria o un viaje al Museo Jurásico de Asturias.

"Ha sido un tiempo para reflexionar, experimentar y descubrir cosas de las que no teníamos ni idea", contaba Chaima Zakar, estudiante catalana, mientras recordaba entre risas su visita a la Facultad de Medicina para ver auténticos cerebros humanos.