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Musicólogo

Mucho bombo y pocas nueces

"Muchachito" cierra Metrópoli con un concierto lleno de imprecisiones

Mucho bombo y pocas nueces

S e acabó. Una edición más del Festival Metrópoli pasa a la historia refrendando su posición en la programación del verano gijonés. El domingo fue uno de esos días de sol que tan poco abundan en la región, una de esas jornadas que se estira y se exprime al máximo con la esperanza de que no termine, y seguro que muchos quisieron redondear el fin de semana con el concierto de "Metrópoli". Sobre el papel, "Muchachito" parecía una opción óptima para canturrear y moverse a ritmo de rumba, ska o rock and roll, pero la realidad fue bien diferente, y lo que podía haber sido un concierto memorable quedó desdibujado por las imprecisiones y por la aparente desidia del músico barcelonés.

Público no faltaba, desde luego, porque centenares de personas volvieron a llenar la explanada frente al escenario principal minutos antes de las once. Lo que más se echaba en falta eran ganas y profesionalidad desde el escenario; quizás Jairo Perera Viedma (nombre real de "Muchachito") estuviera cansado después de cuatro conciertos seguidos por Andalucía y Valencia, porque no quiero pensar que considere Gijón una plaza menor, como alguno podría deducir de su actitud y sus comentarios el pasado domingo. El caso es que nada salió bien en el concierto.

El sonido no fue bueno en ningún momento; costaba entender las letras de las canciones y lo que llegaba del escenario era una amalgama sonora difícil de digerir. Pongamos que fue problema de la técnica; en esta edición de Metrópoli ningún artista del escenario central se ha librado de fallos de sonido y Muchachito no iba a ser una excepción, a mitad del concierto todo se vino abajo con un parón de más de diez minutos. Pero cuando todo funcionaba tampoco se apreciaba definición; quizás el efectismo de cantar y tocar guitarra y batería al mismo tiempo, prescindiendo de bajo y con un ejército de vientos desfilando por el escenario quede muy bien para animar el cotarro, pero la música se resiente. Los temas sonaban sin pegada, sin "groove", y todo se confiaba a los tempos veloces y a las exhortaciones a la fiesta. Mucho ruido y pocas nueces.

Tras el parón, "Muchachito" optó por salir solo al escenario y acompañarse únicamente de una guitarra acústica para encarar temas como "Forajido" o "Será mejor". La cosa no mejoró, por momentos parecía una barbacoa de amigos, y el recital era más propio de carpa que de escenario central. Salvó los muebles en la recta final, de nuevo con la big band de vientos en el escenario y con la benevolencia de un público que estaba dispuesto a pasárselo bien a toda costa, porque ya cerca de la una sonó el "Ojalá no te hubiera conocido nunca", con evidentes desafinaciones en la voz y un final apoteósico, pero por lo pachanguero. No todo vale; quizás "Muchachito" tenía una mala noche, pero el público se merece mucho más, y a un artista con oficio y carretera se le puede exigir un nivel superior al que vimos el domingo.

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