Último día de conciertos de la Semana Grande en la Plaza Mayor, y nada mejor que consagrar la jornada a los de casa; cuatro grupos de la escena local fueron los protagonistas del minifestival "Pulso", tres horas de música en directo que congregaron a centenares de fans y curiosos frente al escenario y que sirvieron para corroborar la buena salud de la escena local. Gijón lleva décadas siendo un lugar de referencia para el rock independiente estatal, y lo visto el pasado lunes demuestra la variedad y solidez de las propuestas con las que cuenta en la actualidad.

Psicodelia y punk (de todos los colores), estos fueron los sonidos que predominaron a lo largo de la noche. Rompieron el hielo "Tigre y Diamante", con una actuación breve y un sonido más sucio que en sus discos; la omnipresente guitarra distorsionada enterró las voces e hizo ininteligibles letras con altas dosis de humor negro, como "Matar en Ponferrada". Una lástima que la apuesta por el punk más visceral ocultara las dosis de power pop y surf de este dúo. A continuación, "No Fucks" nos retrotrajo al sonido de lo que en los noventa se denominó "punk rosa" (Meteosat, Fresones rebeldes); algunos lo llamaban despectivamente "tonti-pop", pero tras esa estética naíf hay una actitud apática que funciona y temas con imaginación y melodías planas que enganchan, aunque queden a veces enterradas. Canciones como "Quiero ser un gato" o "En la cama quiero estar" son dos ejemplos de lo que ofrecen estos gijoneses.

Los platos fuertes del cartel empezaron con "Captains", grupo comandado por Fee Reega que está pegando fuerte en el panorama nacional con un sonido postpunk y altas dosis de psicodelia. Temas largos, con tiempo para respirar, generar expectación y asentar patrones rítmico-armónicos que resultan hipnóticos y adictivos, y aún más con el inteligente uso de reverberaciones en los fraseos vocales y en guitarras que en ocasiones suenan a banda sonora de Tarantino. La voz de Fee sonó espectacular y se apreciaron todos los matices de un timbre capaz de modular desde lo enigmático a lo agresivo en pocos compases. En octubre presentan su segundo álbum en el Albéniz, y seguro que va a dar mucho que hablar.

Pasadas las once salía a escena "Pablo Und Destruktion" y arrancaba con "Puro y ligero", poniendo su sello personal a la noche. La música de este gijonés no es fácil de encasillar, encontramos maneras del contundente post-rock de los años noventa en el uso de las distorsiones y la fuerza de las líneas de bajo y de los timbales en la batería, pero también hay aires populares en los fraseos y los giros modales de sus melodías. El lunes la voz de Pablo sonó con una presencia imponente, quizás más que nunca, y eso dio mayor fuerza a las historias que narran sus canciones. Hubo temas nuevos: "Champagne Le Pen" y "Muera el civismo, viva Cimadevila", este último muy aplaudido.

Gran iniciativa de Fee Reega la de montar este "Pulso", una forma de dar visibilidad a esa escena local que se forja en bares de la ciudad y una oportunidad para que podamos escuchar propuestas que se escapan de lo convencional. Esperamos que haya una segunda edición.