Debutó en El Bibio por la vía de la sustitución hace una década, después de que Cayetano sufriese un percance antes de su cita con Gijón, como ha vuelto ha ocurrir este año. Tal fue el idilio que se creó que Miguel Ángel Perera ((Puebla del Prior, Badajoz, 1983) no ha fallado desde entonces a ni una feria de Begoña. Incluso, se encerró con seis toros en solitario una tarde de 2009 en la que cortó un rabo y a punto estuvo de indultar un toro. Sus actuaciones en El Bibio se cuentan por triunfos, arropado siempre por su peña en Gijón, que esta temporada cumple los diez años y que le sigue por las plazas de toda España.

- ¿Qué le inspira El Bibio?

-Estoy feliz de estar una temporada más aquí. Es una plaza en la que me quieren mucho y donde tengo una peña que me sigue con mucho entusiasmo en distintos puntos de España, que me apoyan desde hace años. El Bibio es una de las pocas plazas donde me he encerrado con seis toros y por ello es una plaza significativa y especial para mí.

- ¿Una peña en la plaza implica una mayor responsabilidad?

-Pesa más la felicidad y la gratitud hacia un grupo de personas que se unen en señal de apoyo, de confianza, de admiración y de cariño, porque ya con el tiempo pasa a haber una relación más personal. De personas que se conocen y aprecian, es algo más que la relación de admiración de un aficionado hacia un torero. Estoy muy agradecido porque son muy grandes sus muestras de cariño.

- Una década actuando en El Bibio. ¿Con qué tarde se queda?

-He tenido la suerte de cuajar tardes importantes, además de la tarde de los seis toros. Recuerdo un mano a mano con El Juli y faenas a toros de Garcigrande muy importantes. Afortunadamente han sido muchas, pero me quedaría con la faena al último toro de la encerrona en 2009, que le corté el rabo y hasta se llegó a pedir el indulto. Han pasado ya diez años y la verdad que tengo muy presente aquella faena.

- ¿Cómo va la temporada?

-Estoy contento con los últimos compromisos. Me queda la espinita de las primeras ferias importantes de la temporada, como Sevilla y Madrid, plazas que en mi caso marcan mucho la temporada y donde los lotes no han dado opciones este año de poder conseguir el triunfo que uno siempre anhela. Pasados esos compromisos, ahora estoy muy a gusto y feliz en la plaza. Prueba de ellos son los últimos triunfos en Algeciras, El Puerto de Santamaría o Huelva, donde indulté un toro. Me estoy encontrando en un momento bonito, de los que quieres que te vean y poder expresarme. Momentos que muestran la madurez y la redondez con que pisas el ruedo.

- ¿Cómo percibe el momento de la tauromaquia? ¿Se torea ahora mejor que antes?

-Está claro que a veces en la imperfección está la perfección, aunque a veces no se entienda. Hay un grado de perfección y una técnica mayor. Además, ahora se les hacen cosas impensables a los toros. Creo se torea mejor ahora que antes.

- ¿Y con el toro más grande?

-Solo hace falta tirar de hemeroteca. Los vídeos y las fotografías de las corridas de toros de antes, en plazas de primera y segunda y ferias como Sevilla, Madrid, Pamplona o Bilbao para ver el tamaño, la seriedad y el trapío del toro. El que se está lidiando ahora es mucho mayor que antes.

- El toro evoluciona, entonces, ¿cuál será el toro del mañana?

-Se debe evolucionar bajando el peso de los toros. No el trapío, que mucha gente se confunde. Hay que mantener la seriedad, pero eso no está reñido con el trapío. El toro acorde a su estirpe y raza no debe pesar más de los 520 o 530 kilos. Se puede mantener perfectamente la seriedad y el trapío con ese peso.

- ¿Y así salvar los encastes minoritarios que se quedan fuera de las ferias importantes por el problema del peso?

-Por ejemplo. Pero no solo se salvan con el peso, se salvan embistiendo.