"Todos han quedado maravillados de la dureza de la subida y de la belleza del paisaje". Así resumía ayer el coordinador de deportes de Nava, Marco Antonio Orviz, el sentir de la mayoría de quienes participaron en la inauguración oficial de la carretera de ascenso a Les Praeres, en la Sierra de Peñamayor, acondicionada para albergar el 8 de septiembre un inédito y duro final de etapa de la Vuelta Ciclista a España. Fueron 250 los participantes en esa mezcla de disfrute y hazaña, la mayoría en bicicleta pero muchos también a pie. La jornada soleada animó la ruta.

La etapa, no competitiva, comenzó al mediodía delante del Ayuntamiento de Nava, e hizo una parada en Pra, justo en el punto en el que comienza la subida, a poco menos de cuatro kilómetros de la meta, para el corte de cinta, que llevó a cabo el alcalde de Nava, Juan Cañal, que también subió en bicicleta. El joven gaitero Pepe Pérez Martínez interpretó el himno de Asturias antes de subirse a la bicicleta y completar el ascenso como todos los demás.

Entre los ciclistas estaban los exprofesionales Coque Uría y Chechu Rubiera. Éste último ya conocía el ascenso antes de que arreglasen la carretera y aseguró: "Mejoró muchísimo, porque el asfalto es más rápido". Pero dijo que, aunque ha suavizado algo, sigue siendo "una subida muy dura y muy interesante para la gente aficionada".

Está convencido de que habrá "una selección de escaladores puros y gente muy ligera" y que el resto "van a sufrir mucho".

Como suele ocurrir, por más que el ascenso no fuera competitivo, algunos corredores se lanzaron cuesta arriba dando lo máximo, y otros fueron a un ritmo más lento y sufrido. Pero todos disfrutaron enormemente.

La primera mujer en coronar fue Laura Palacio, una naveta que, a pesar de que ha rodado mucho, nunca había subido en bicicleta a Les Praeres. "Subí cuando era cría caminando con una excursión", explicó. El ascenso en bicicleta la sorprendió favorablemente. "Pensé que iba a ser más duro, llevo mucho rodado por montaña y me pareció menos duro que otras subidas", aseguró.

Pero, en cualquier caso, es a su juicio "muy espectacular y muy guapo, un puerto a conocer, que es bueno para el pueblo; al final puede ser un atractivo turístico para Nava".

La buena respuesta de ciclistas y caminantes de ayer hace prever que el tirón de Les Praeres crecerá con el paso del tiempo. Todos ayer celebraban a la llegada, en un día de sol radiante, el privilegio de encontrarse en un entorno tan atractivo. Lo cierto es que el puerto ha generado en muy poco tiempo un gran interés, y la etapa de la Vuelta, si se disputa con la dureza y espectacularidad previsibles, contribuirá a acrecentar su atractivo.

Quizá su leyenda.