La Campa Torres es tierra conquistada por los romanos este fin de semana. De hecho, vuelve a ser la Oppidum Noega de antaño. La Asociación Cultural Kérberos, experta en trasladar a su público al pasado a través de viajes en el tiempo muy vívidos, lleva cabo este fin de semana unas jornadas de recreación en las que el historiador y socio de la entidad, David Díaz, explica a sus ávidos espectadores "cómo era la vida de un legionario romano y cómo se montaba un campamento". "Tenemos todo el equipo que llevarían ellos, desde la ropa interior hasta las corzas, armas, tiendas de campaña, cocinas, lo que comían y hemos traído máquinas de asedio, que son curiosas; las máquinas y las tiendas no las tiene nadie en todo el mundo, o no en occidente", asegura.

Kérberos se toma muy en serio la historia y su recreación, tanto, que hacen los objetos con sus manos y se encargan de que todos los materiales de sus réplicas sean iguales a los que los romanos utilizaron en su tiempo: "Todo está hecho por nosotros y demostrado al 95% por que es como en la época; hemos comprado lo mínimo a algún artesano".

Antes de buscar minuciosamente los materiales perfectos, la documentación es la clave: "Buscamos las telas con lo que se corresponde a las que usaban hace dos mil años pero en el mundo casi nadie las teje ya; el hierro, el acero y el bronce lo hacemos nosotros en una fragua, el resto todo es madera, no hay piezas modernas, ni tornillería, ni tuercas, ni pasadores de aluminio. Está todo basado en estudios arqueológicos y nos asesoran historiadores, militares y arqueólogos", explica Díaz. Toda la recreación es "cien por cien como era en la época romana" excepto los colores de las ropas y los escudes, que el experto asegura que "no se conoce porque no existen testimonios de qué color llevaban".

También forma parte de la recreación la Asociación Peplos, un grupo formado en su mayoría por mujeres que hace una reproducción de la vida romana civil: "Estamos de apoyo; con los contubernios militares solían ir las mujeres de los legionarios que eran las que cocinaban y hacían vida paralela al campamento militar. Al final eran todo uno porque cuando se trasladaban iba detrás la 'cannabae', que es lo que somos nosotras", cuenta Raquel Vega. En su labor de imitar a las clases bajas romanas del siglo I antes de Cristo, las mujeres de Peplo van vestidas con "telas de lana, quitones y túnicas teñidas con los colores, la hechura y las medidas de la época", explica Vega.

Los asistentes a la exhibición siguen, boquiabiertos, las explicaciones de los expertos en el Imperio: "La gente participa mucho, llevamos haciendo esto ocho años en Gijón y siempre tenemos muchísimo público; suelen preguntar, especialmente los críos que son los que más disfrutan con esto", cuenta David Díaz. Después de la exhibición, Paula González, que asistió como público, lo tiene claro: "repetiría; me gustó mucho". Junto a Sergio Menéndez, es la primera vez que ambos ven una recreación romana de este calibre y aseguran que "llama mucho la atención lo que cuentan de cómo hicieron todo utilizando los mismos materiales", concluye González. La Campa Torres sigue siendo hoy Oppidum Noega.