La cerveza ha empezado a correr en Gijón. El festival Oktoberfest abrió ayer sus puertas y sus grifos a presión en la plaza de toros de El Bibio. A las siete de la tarde, una larga cola de cerveceros esperaba el estreno para ser los primeros en disfrutar de la séptima edición de este festival que se alargará hasta el 9 de septiembre.

"Es la primera vez que vengo al de Gijón, pero todos los años asisto al Oktoberfest de Calpe", afirmó Miguel Castaño, un turista alicantino con familia belga, que se acercó a disfrutar de la variedad de 17 cervezas que ofrece el Oktoberfest, aunque "el nivel de las belgas es muy alto; a ver lo que dicen", comentó entre risas antes de entrar al recinto. Como este visitante, muchos de los presentes se acercaron en familia para esta sesión inaugural de esta fiesta cervecera, que por la noche toma un ambiente más animado.

Aunque el reclamo principal es la bebida, otros opinaron que "lo mejor es el ambiente". Esto apuntó Leonor Fernández, que se acercó con su pareja a El Bibio para disfrutar de un buen trago y "también para comer algo", comentaron al entrar en el ruedo. Otros se acercan por la gastronomía alemana, que se combina con música en directo y actividades de entretenimiento para los asistentes: "Yo, como no bebo alcohol, vengo por las salchichas", comentó entre risas un asistente en el exterior de la plaza, a quien acompañaban varios familiares en su primera visita a la fiesta. Pero también los hay veteranos, como Roberto Campos, que se confiesa cervecero, y vuelve, año tras año, por "el ambiente tan bueno que hay en el festival", además de por su gastronomía.

Este Oktoberfest servirá, según las previsiones, unos mil barriles de cerveza, como afirma Rafael Solís, hostelero del único local candasino del recinto, por 14 gijoneses. Los grifos ya se han abierto en El Bibio para animar las últimas noches de este verano que llegará a su fin por la puerta grande.