Mozart nunca se ha ido. Y ayer, en la Plaza del Marqués, a los pies de la estatua de Pelayo, volvieron a sonar sus creaciones de la mano de un quinteto que interpretó su gran obra para clarinete, con este instrumento como protagonista.

Carlos García, experto en este instrumento de viento, fue quien llevó la responsabilidad en la sesión nocturna de ayer. Este músico, que cuenta con una amplia experiencia internacional, alaba la iniciativa del espectáculo que durante varios días consecutivos llevará algunas de las melodías más brillantes de Mozart o Vivaldi a un rincón del ocio gijonés: "Tocar música clásica en la calle es una propuesta genial y una forma de acercarla a la gente" afirmó ayer antes de que el concierto comenzase.

En el entorno del Palacio de Revillagigedo se agolparon cientos de asistentes en busca de escuchar mejor y más de cerca la obra de Mozart. "Aunque las condiciones no son las mejores para nosotros, al público le va a encantar", comentó García, clarinete en mano, en los momentos previos al concierto. Ante él y ante los cuatro instrumentistas de cuerda que le acompañaron, se formó una media luna de curiosos que mantuvieron silencio, en la medida de lo posible, durante los cuatro movimientos de una pieza "magistral", de las últimas que Mozart compuso en vida.

Igual de satisfechos se mostraron los asistentes de esta segunda edición de conciertos veraniegos en la calle. "Es una idea estupenda", comentó Paz Fernández, que esperaba en primera fila el inicio del recital y que pone en valor la presencia de la música clásica en la vida cultural de la ciudad: "Es muy importante que haya este tipo de arte en las calles y además con horarios tan cómodos", afirmó esta vecina de Gijón, con la que comulgaba otro asistente: "Quizá hoy en día la gente le preste atención a otras actividades, pero la música clásica sigue siendo necesaria", sostuvo el ovetense Rafael Sempau.

David Roldán, violista palentino afincado en Gijón y profesor en el Conservatorio, presentó al público cada movimiento de la obra, que también interpretó con su instrumento, junto con Katja Kaminski y Carlos Tagarro (violín) y Elena Miró (violoncelo). "Estamos muy agradecidos de la acogida", afirmó mientras miraba al público de esta segunda edición en la que "hemos crecido cuantitativa y cualitativamente", comentó el músico.