Irrepetible, exclusivo, hereditario, sentimental... podrían ser algunas de las palabras que evocan el universo de la artesanía. Un sector que, como todos, trata ahora de sobreponerse a los estragos del coronavirus. ¿Cómo? Como mejor saben hacer: deslumbrando a los clientes con piezas únicas. Algunas de ellas se pueden encontrar en la 27.ª Feria Nacional de Artesanía Creativa "ArteGijón", organizada por el Sindicato de Artesanos de Asturias.

El evento, que arrancó con el mes, se prolonga hasta el día 16. Cumpliendo con todas las medidas de seguridad, veinte expositores de toda España se han reunido en el Campo Valdés trayendo consigo un sinfín de trabajos diferentes. Uno de ellos, Claudio Garigliano, es un vidriero que prepara complementos, joyería y elementos de decoración reciclando botellas de sidra. Su trabajo, dice, "tiene diferentes grados de dificultad según la pieza". Se muestra "agradecido por la presencia de turistas y gente que se deja sorprender, saben que vienen a ver artesanía y les gusta ver cosas nuevas".

Este artesano también participa en el concurso de Artesanía de Creación, organizado por Caja Rural de Asturias, con una obra en la que pone en valor la figura del reciclaje. "Es importante concienciarnos de que a las cosas hay que buscarles nuevas vidas y oportunidades", dice.

Acerca de este concurso, Margot Cembreros, miembro de la organización, explica que "lo que más se valora es la creatividad, aunque el oficio también es muy importante". Hablando sobre lo que ha supuesto el confinamiento para el sector, ambos señalan que perder las ferias de verano es un golpe muy duro para la mayoría de artesanos, ya que es donde consiguen el grueso de sus ventas. No obstante, Garigliano añade que "los artesanos somos gente dura".

A pesar de que esta feria tiene adeptos de todo tipo, organización y comerciantes coinciden en señalar que la mayoría del público está conformado por turistas. Cembreros apunta que "la falta de los cruceros la notamos mucho, pero lo bueno es que siempre hay un sector de la clientela muy fiel".

Jone Ibarrando es una turista del País Vasco que visita por primera vez Gijón y que halaga "la iniciativa tan buena que es presentar una feria de artesanía" y opina que "la seguridad está muy bien, me he sentido muy cómoda".

El taller Arcoíris, de marquetería infantil, es un puesto habitual desde hace años. Su encargado comenta, mientras trabaja en directo en una de sus piezas, que "notamos que la feria es muy segura y eso nos hace sentirnos cómodos, tanto a los artesanos, como a los clientes, y eso se traduce en buenos resultados".

A pesar de ser un sector cuya actividad comercial se ha visto tocada de lleno por la pandemia, los artesanos sacan pecho en Gijón para que sus vecinos y turistas se dejen sorprender por la riqueza y la originalidad de unas piezas hechas a mano.