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Kiko Vega: "El tiempo no pasa sin el estrés de las Piraguas"

"No es solo el día de la competición, son los dos meses previos de preparación", dice el palista de Cangas

Kiko Vega, ayer, en el río Sella. Miki López

Kiko Vega, ganador del Descenso Internacional del Sella en cuatro ocasiones (1997, 2005, 2007 y 2016) en la modalidad de K-1, reconoce que se encuentra extraño este año en el que la fiesta de las piraguas no se ha podido celebrar. El palista de Cangas de Onís, de 42 años, siente esa competición como algo muy especial y que trasciende lo deportivo. Para él es una celebración que une a toda la gente de la zona, que hace olvidar rivalidades y que está marcada a fuego en sus vidas. Cuando faltan dos meses para la cita más importante, todo cambia en la rutina de estos palistas y la única cosa en la que piensan es en llegar en las mejores condiciones posibles a ese día tan especial. "Es algo que llevas tan marcado que, al no tener ese estrés de preparar el Descenso, parece que no pasa el tiempo, que no avanza", explica.

Y nada de un día, esa sensación la experimentan cuando faltan dos meses para que llegue la competición. "Lo digo de verdad, no es el día de la competición en sí, lo más importante son esos dos meses previos entrenando en el Sella", insiste. Y no se trata solo de gente como él, que aspira a ganar el Descenso, todo el mundo tiene sus objetivos marcados y todo el mundo sale al Sella para intentar prepararlo lo mejor posible: "Los veteranos con sus objetivos, gente de categorías inferiores con otros, el chaval que quiere entrar entre los cincuenta primeros, cada uno a su medida, pero en todos los casos la implicación es máxima". Esa es, para Kiko Vega, la gran pérdida: "Esa gente que sale al río a preparar la prueba, la ilusión del que quiere entrar dentro del control o del que quiere mejorar el tiempo del año anterior".

Kiko Vega participa en el Descenso desde que ha tenido ocasión de hacerlo, cuando, con 14 años, entró en categoría cadete. Los siguientes 28 años no ha fallado y nunca y por eso conoce mejor que nadie la dimensión que tiene: "Para los deportistas y para toda la gente de la zona es el día más característico, el día de todos, la fiesta de todo el mundo, un día en el que la rivalidad vecinal no existe. Todo el mundo dice 'vamos a les piragües'". Se ha perdido mucho, pero aún así Kiko Vega no quiso quedarse en casa ayer, el día que en condiciones normales hubiera bajado el Sella a toda velocidad. Bajó al río y se encontró con otros palistas que quisieron al menos quitarse el gusanillo y citarse para el año siguiente, con el deseo de volver a sentir el estrés de la competición.

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