Sidra Camín celebra su triunfo en la Fiesta de la Sidra de Gijón: "Ganar en casa tiene un plus de valor sentimental"

La empresa, ganadora del "Elogio de Oro", celebra el primer premio a Sidra Camín tras diez años de sequía

Por la izquierda, Samuel Trabanco y Héctor Trabanco, ayer, con el premio del «Elogio de Oro». | Ángel González

Por la izquierda, Samuel Trabanco y Héctor Trabanco, ayer, con el premio del «Elogio de Oro». | Ángel González / Nico Martínez

Aunque la 32.ª edición de la Fiesta de la Sidra Natural llegó a su fin el domingo en la plaza Mayor, en la sede del Grupo Trabanco, en Lavandera, aún siguen celebrando la consecución con sidra Camín del "Elogio de Oro", un premio que no lograban desde 2013. "Me sentí orgulloso y me acordé de las generaciones que ya no están", asegura Héctor Trabanco, jefe de producción de la empresa.

Es en esta parroquia, Lavandera, donde la familia se afincó en 1925 para crecer de la mano de la bebida regional. "Mi abuelo, Emilio Trabanco, se instaló aquí con un llagar en el que hacía sidra para la familia, los vecinos o las fiestas", comenta Samuel Trabanco, gerente de la empresa. Con el paso de las décadas, tanto la segunda como la tercera generación, a la que él pertenece, desarrollaron las inversiones que tantos logros –como el "Elogio de Oro"– les acarrearían. "Al coger las riendas en 1988, aprovechamos el crecimiento general que vivía la sidra desde 1982", explica.

Pese a que reconocen que el consumo de sidra ha retrocedido en los últimos siete años –"todo el mundo está con el botellín de cerveza en la mano" y no con la bebida regional, "la de compartir con la familia y los amigos" y la que "está en las venas de los asturianos"–, la empresa logra comercializar cinco millones de litros anualmente. "Exportamos a Estados Unidos, Sudamérica y Europa", informa Héctor Trabanco, miembro de la cuarta generación, pero aún aprendiendo de sus mayores.

"Es nuestra forma de vivir. Son mis referentes, les vi trabajar y disfrutar con la sidra, que se convierte en una pasión porque así te lo transmiten".

Esta amplia trayectoria ha sido reconocida en más de 50 certámenes nacionales e internacionales. Sin embargo, los abundantes éxitos no les quitan el hambre de victoria. Desde el llagar reconocen que su octavo "Elogio de Oro" les supo de forma especial. "Es verdad que en Gijón, nuestra casa, tiene un plus de valor sentimental", confiesa Héctor Trabanco.

En esta ocasión, fue sidra Camín la que les devolvió la corona de las sidras naturales en la tradicional cita gijonesa. "La creamos en 1995 para alimentación. Hacemos medio millón de litros al año. Se identifica con cualquiera de las nuestras por la calidad que tiene y no es el primer premio que obtiene", explica Samuel Trabanco, que hace hincapié en la influencia de la fortuna durante la fase de pruebas. "Hay que tener mucha suerte. En la final había cinco o seis sidras y cualquiera podría haber ganado. Con medio grado de diferencia de temperatura, posiblemente el resultado se hubiera alterado", añade.

Desde que subieron al estrado a recoger el premio, los mensajes de felicitación han sido constantes de forma presencial y a través de un teléfono que no para de sonar. De todas ellas, la que mayor ilusión le hizo al gerente fue la de la persona que le hizo entrega del "Elogio de Oro". "Me emocionó especialmente cuando me felicitó la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. Tuve un recuerdo para su marido, que en paz descanse, porque era muy amigo de nuestra familia", expresa.

Para seguir deleitando y sorprendiendo a los paladares, el Grupo Trabanco cuenta desde hace un mes con un nuevo producto. "Hemos sacado una versión sin alcohol de sidra Camín que les va a impresionar", relata el gerente, que define a la gratitud de los clientes como el galardón más destacado. "El mejor reconocimiento que puedes lograr es el que tienes en la calle por parte de tus consumidores. Que ellos digan que Trabanco nunca les defrauda es el verdadero premio", asevera.

Ambos hablan con pasión de todo lo que rodea a la sidra, pero recalcan el arduo trabajo que implica la profesión. "Es más fácil explicar cuántas horas descansas, que solo son las que duermes, y no siempre, porque a veces te despiertas por alguna preocupación. Siempre estás trabajando. Si no es físicamente, es mentalmente", dice Samuel Trabanco, antes de bromear con que sus hijas y su mujer le suelen decir que "solo piensa en el trabajo". "Disfruto tantísimo haciendo todo esto que no lo veo como ningún sacrificio, sino todo lo contrario", zanja.

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