José Manuel Fernández Guti es nombre civil, de partida de nacimiento, DNI y libro de familia. Pero en realidad se llama Guti. Es director de la banda de gaitas de Oviedo y de la Escuela Municipal de Música Tradicional Manolo Quirós. Además es responsable de la banda de gaitas de Tapia de Casariego. A todo eso hay que sumar su faceta de ovetense por encima de muchas cosas y de padre apasionado de Covadonga, de 7 años, y de Gerardo, de 4, a los que les compone nanas.

Guti es hombre de costumbres en lo de la mesa. Del desayuno a la cena y con citas fijas algunos días de la semana desde hace muchos años.

El desayuno lo hace cerca de casa, en Vallobín, extendido, como el propio barrio a las puertas de La Florida. Dos lugares. El primero la cafetería Vannety, en el número 3 de la calle Manuel del Fresno, en los soportales de los primeros edificios de Pórticos. Unos metros más allá, en la plaza del Arzobispo Gabino Díaz Merchán, Las Canteronas.

Es el principio de una jornada laboral sin tregua. Guti siempre come fuera de casa y acompañado por amigos y colegas de trabajo. Cuando está en Oviedo se acerca a Casa Amparo, en el número 6 del Arco de los Zapatos, en el Fontán, un restaurante histórico de la ciudad. Allí, siempre lo mismo, «una carne guisada que está espectacular», acompañada de alguna caña o una copa de vino que recomienden en la casa.

Los jueves toca Tapia de Casariego. Desde hace quince años tiene mesa reservada en dos restaurantes. Una opción es El Bote (Marqués de Casariego 30-32) y otra El Mesón del Puerto, en la avenida de Galicia de la misma localidad.

Allí, en Tapia, «pescado fresco» de la rula. También con colegas. Guti confiesa, no sin cierta ironía, que «uno tiene tantos amigos que es imposible comer solo». Además lo de sentarse a la mesa con gente familiar también es motivo suficiente para prolongar la sobremesa con un café, algo que para el gaitero ovetense es parte fundamental de cualquier comida.

La jornada laboral de Guti es estos días intensa. En las últimas semanas se rompe la cabeza para poner los últimos colores a una sinfonía para gaita y orquesta. Mientras ha arreglado, también para orquesta, el himno del Real Oviedo y además está cerrando el que será el segundo disco de Arévalo y Guti.