En febrero, y a pesar de estos vientos terribles que dicen que se avecinan este fin de semana, las foces del Pino, en Aller, están vestidas de agua y de verde. Ya han salido las primeras flores, pequeñitas y amarillas que anuncian una primavera maravillosa, una opinión compartida por Alicia Blanco Fernández, artesana residente en Oviedo que, bajo la firma «Nemoralia», realiza atractivos colgantes, pendientes, pulseras y anillos donde la madera y -muy justamente- las flores son protagonistas principales.

Alicia Blanco hace posible que las flores duren siempre. Les otorga, por así decir, la vida eterna, siempre y cuando sus dueñas sepan conservarlas y además les guste llevarlas adornando el lóbulo de sus orejas, sobre el pecho a modo de collar, o en la muñeca como pulsera. Atrapadas sobre una bien trabajada madera a la que nunca le falta el corazón, y gracias a las resinas de epoxi, quien lo desee puede lucir prensadas margaritas, maravillosas lilas, nomeolvides -e incluso hortensias- en su cuerpo y en cualquier época del año, convertidas en auténticas joyas combinadas con plata, perla o entrañables brujas en plata que, compartiendo collar o pulsera, hacen de la obra de Alicia Blanco Fernández un trabajo único y extremadamente original.

Ella, viajera infatigable y que gusta de perderse por Asturias cuando su trabajo y el tiempo lo permiten, recomienda a los viajeros y senderistas una ruta donde el agua, la angosta piedra, los verdes prados y un horizonte en el que la montaña siempre aparece coronada con los últimos restos de nieve, no faltan ante los ojos ansiosos de quien comienza a caminarla. Se trata de la ruta de las foces del río Pino, en el concejo de Aller, en estos últimos días impresionante por el caudal del río y el paisaje desnudo, que ya empieza a cobrar los primeros verdes. La PR-AS 31 se inicia en el Molín de Peón, en el pueblo de El Pino (concejo de Aller), desde donde el viajero se adentra en un monumento natural impresionante formado por la erosión en la roca producida por el río Pino. Tras pasar el desfiladero con unas paredes casi verticales, el viajero sigue por un camino empedrado hasta cruzar mas adelante un puente de piedra. Hay quien regresa, desde aquí, por el mismo recorrido, mientras que otros optan por finalizar en La Paraya. A quienes opten por esta última alternativa, señalarles que la duración completa será de casi cinco horas, con la posibilidad de conocer el puerto de Vegarada. Un buen paisaje para alimentar el alma.