¿Qué tienen en común Cudillero y Onís? El primero, un concejo costero del occidente asturiano; el segundo, del interior de la comarca oriental. A uno se le asocia con el azul del mar Cantábrico que baña su costa, y al otro con el verde de la vegetación de alta montaña y sus pastos. De la villa pixueta a Benia, sus respectivas capitales, hay 140 kilómetros, los que habría que recorrer para saborear un buen pescado fresco o el exquisito queso gamonéu, por nombrar tan sólo dos productos destacados de la gastronomía de ambos lugares. Poco parece que se asemejen Cudillero y Onís, salvo que están en Asturias y que son los únicos de la comunidad elegidos por un sello de turismo (Escapada Rural) para convertirse en capital rural del sector en España. No lo tienen fácil, pues hay otros 22 municipios por todo el país que aspiran.
En el caso de Cudillero sobran presentaciones, sobre todo, de la villa marinera, famosa por su anfiteatro de casas de colores asentadas sobre la ladera que rodea y cierra La Ribera, junto al muelle. Pero el concejo tiene mucho más, como otros pueblos costeros (Oviñana, Ballota), atractivas playas (El Silencio, San Pedro, Artedo) y una sierra interior en cuyas brañas antaño vivían los vaqueiros y hoy están salpicadas de caseríos aislados y singulares.
Onís puede que sea menos conocido (marcar territorio, en el aspecto turístico, cuando se está entre Cangas de Onís y Cabrales no es fácil), pero no menos bello e interesante. La capital, Benia, ha de ser parada fija para iniciar una ruta por este concejo con un tercio de su territorio en los Picos de Europa, macizo al que ofrece espectaculares vistas. Avín, Castru, Sirviella o Gamonéu tienen que visitarse con calma para disfrutar de la apabullante naturaleza de la zona.