Dice Susana Villares Díaz que al ponerse al frente de los fogones de la casa de comidas El Fresno, en Peón (Villaviciosa) tuvo que enamorarse de su trabajo. "Yo vengo de una familia de buenos cocineros, de comida de cuchara, de ‘pucherín’ rico, y eso es lo que trato de hacer aquí. Cocina rica, ‘caserina’. Siempre pensé que para hacer bien las cosas hay que ponerle pasión y buena parte de la que hoy siento, cuando cocino, se la debo a mis clientes", dice ella bajo la atenta mirada de Alfredo Santa Eugenia Díaz.
El Fresno es un chigre y restaurante con mucha historia. El edificio, de 1920, fue construido por el bisabuelo de Alfredo. La abuela de éste lo destinó a llagar mientras que su madre, Carmen, conocida como La Nena, fue quien convirtió el antiguo llagar en comedor y quien le dio una fama enorme por su buena mano para la cocina. Especialmente para los callos.
"Tras su fallecimiento le continuó en la cocina la hermana de Alfredo. Más tarde se dejó de dar comidas y al final decidimos reabrir el servicio y yo me puse al frente, no sin cierto temor pero sí con muchas ganas", añade Susana, a la que también le gusta servir ella misma a los comensales.
En El Fresno hay dos ambientes muy diferenciados e igual de atrayentes: una zona de chigre que es una pequeña joya gracias a Alfredo, y un comedor que sin duda sorprende, para bien, por su decoración y su estilo, y que es, junto a la cocina, el reino de Susana.
No hay menú. En la carta los platos con más demanda son el rabo de toro, los callos, los chipirones, las zamburiñas, las brochetas de pulpo, el plato de la abuela o las carrilleras de ibérico. También incorporará el codillo guisado y los mejillones a la vinagreta.
La fabada, que lleva además compango casero, es otro de sus platos triunfadores. Tanto esta como el pote, así como la preparación de diferentes pescados, los hace por encargo. Los amantes de las croquetas tienen aquí lugar de parada obligada, con sus cuatro singulares variedades. Los postres los elabora Alfredo con tentaciones como el tiramisú tradicional o el de fresa; la mousse de chocolate o el arroz con leche.
Con una capacidad máxima de 25 personas, no doblan mesas. "Queremos que la gente sienta que viene a comer a casa de Alfredo y Susana, que venga sin prisas", explica ella para resumir el espíritu de su local. Tienen también una terracina guapa con buena sombra. Abren de miércoles a domingo. Hay que reservar en el 985894030.
Antes o después de comer
El puerto de Tazones
Sigue siendo lugar de visita obligada y no sólo una vez, muchas más. Este año, de nuevo, invita a caleyarlo y fotografiar sus rincones, de indiscutible sabor marinero y, algunos, con bancos que miran a la mar.
Un paseo por El Puntal
Sobre todo al atardecer, viendo como se pone el sol sobre la ría de Villaviciosa, es un auténtico lujo. El Puntal, donde están también los pantalanes con embarcaciones de portivas, tiene sin duda su encanto.
La playa de Rodiles
Es un arenal amplio y que cuenta con varios servicios, entre ellos una zona de sombra con el bosque de eucaliptos y zona de merendero. Suele tener bastante afluencia llegado el buen tiempo.