Adiós a la suciedad interna de los radiadores: así es como puedes sacarles todo el partido posible

Así es como debes hacerlo

Ya va siendo hora de poner a punto nuestros radiadores para obtener el mejor resultado posible. El frío ya está haciéndose notar por toda España y en algunas zonas ya no basta solo con abrigarnos de arriba a abajo. Se trata de uno de los elementos de la casa más importantes a estas alturas del año y durante lo que queda de otoño e invierno, así que siempre debemos tener un ojo puesto en su estado y revisarlos de manera bastante habitual.   A la hora de limpiarlos es fundamental que tengas en cuenta que no es oro todo lo que reluce. Esto quiere decir que, en realidad, la suciedad más evidente se forma realmente en la cara interna de tus radiadores y que no bastará con sacarle brillo a la exterior. Acabar con la suciedad y las manchas en la cara exterior no será tan difícil. Tan solo tendrás que seguir dos sencillos pasos: en primer lugar, limpia el polvo con una bayeta de microfibra seca; y después humedece un estropajo en una mezcla de agua, vinagre y jabón para frotar por toda la superficie.   ¿Cómo funciona un radiador? Si te preguntas cómo funciona un radiador, la respuesta es muy sencilla: La caldera envía agua caliente que entra en un radiador por un extremo y, una vez dentro, el calor del agua pasa al radiador. En ese momento,  el agua se enfría antes de salir por el extremo opuesto y volver a la caldera. Este es el ciclo que continúa a medida que avanza.  Precisamente por este método de funcionamiento debes tener en cuenta que su limpieza es más que necearia; sino, corres el riesgo de que se rompa el ciclo y tus radiadores necesiten de un desembolso elevado para su reparación. Si ya has echado mano de su cara exterior, quizás llegue la hora de limpiar este elemento por dentro. Para hacerlo, asegúrate de que la calefacción esté apagada y los radiadores se hayan apagado por completo. Después, cierra las válvulas, desenrosca la tuerca que une la válcula termostática al radiador, y deja que purgue todo el agua sucia. Asegúrate que durante este proceso proteges el suelo con papel para evitar filtraciones de agua y usas una palangana para recoger todo el líquido que expulse el radiador.   Impoluto por la cara interna Llegados a este punto, solo te quedará por limpiar una parte: la cara interna. Aunque parezca complicado llegar a todos los puntos, es importante que no te saltes esta parte. Ten en cuenta que el polvo también se acumula durante todo el año en esta parte que seguramente limpies con mucha menos frecuencia, así que aprovecha tu ingenio para solucionarlo.   Tan solo necesitarás de dos elementos: un estropajo y una cuerda. La fórmula que debes usar para limpiarlos puede ser la misma que has usado para la cara externa y su aplicación es más sencilla de lo que crees: ata el estropajo con la cuerda y con su ayuda pásala de arriba a abajo por las ranuras, de tal forma que haga su limpieza por todas y cada una de las zonas. Asegúrate de no empapar demasiado el estropajo para que no quede mojada toda la zona.

Ya va siendo hora de poner a punto nuestros radiadores para obtener el mejor resultado posible. El frío ya está haciéndose notar por toda España y en algunas zonas ya no basta solo con abrigarnos de arriba a abajo. Se trata de uno de los elementos de la casa más importantes a estas alturas del año y durante lo que queda de otoño e invierno, así que siempre debemos tener un ojo puesto en su estado y revisarlos de manera bastante habitual. A la hora de limpiarlos es fundamental que tengas en cuenta que no es oro todo lo que reluce. Esto quiere decir que, en realidad, la suciedad más evidente se forma realmente en la cara interna de tus radiadores y que no bastará con sacarle brillo a la exterior. Acabar con la suciedad y las manchas en la cara exterior no será tan difícil. Tan solo tendrás que seguir dos sencillos pasos: en primer lugar, limpia el polvo con una bayeta de microfibra seca; y después humedece un estropajo en una mezcla de agua, vinagre y jabón para frotar por toda la superficie. ¿Cómo funciona un radiador? Si te preguntas cómo funciona un radiador, la respuesta es muy sencilla: La caldera envía agua caliente que entra en un radiador por un extremo y, una vez dentro, el calor del agua pasa al radiador. En ese momento, el agua se enfría antes de salir por el extremo opuesto y volver a la caldera. Este es el ciclo que continúa a medida que avanza. Precisamente por este método de funcionamiento debes tener en cuenta que su limpieza es más que necearia; sino, corres el riesgo de que se rompa el ciclo y tus radiadores necesiten de un desembolso elevado para su reparación. Si ya has echado mano de su cara exterior, quizás llegue la hora de limpiar este elemento por dentro. Para hacerlo, asegúrate de que la calefacción esté apagada y los radiadores se hayan apagado por completo. Después, cierra las válvulas, desenrosca la tuerca que une la válcula termostática al radiador, y deja que purgue todo el agua sucia. Asegúrate que durante este proceso proteges el suelo con papel para evitar filtraciones de agua y usas una palangana para recoger todo el líquido que expulse el radiador. Impoluto por la cara interna Llegados a este punto, solo te quedará por limpiar una parte: la cara interna. Aunque parezca complicado llegar a todos los puntos, es importante que no te saltes esta parte. Ten en cuenta que el polvo también se acumula durante todo el año en esta parte que seguramente limpies con mucha menos frecuencia, así que aprovecha tu ingenio para solucionarlo. Tan solo necesitarás de dos elementos: un estropajo y una cuerda. La fórmula que debes usar para limpiarlos puede ser la misma que has usado para la cara externa y su aplicación es más sencilla de lo que crees: ata el estropajo con la cuerda y con su ayuda pásala de arriba a abajo por las ranuras, de tal forma que haga su limpieza por todas y cada una de las zonas. Asegúrate de no empapar demasiado el estropajo para que no quede mojada toda la zona.

Valeria Montero

Ya va siendo hora de poner a punto nuestros radiadores para obtener el mejor resultado posible. El frío ya está haciéndose notar por toda España y en algunas zonas ya no basta solo con abrigarnos de arriba a abajo. Se trata de uno de los elementos de la casa más importantes a estas alturas del año y durante lo que queda de otoño e invierno, así que siempre debemos tener un ojo puesto en su estado y revisarlos de manera bastante habitual.

A la hora de limpiarlos es fundamental que tengas en cuenta que no es oro todo lo que reluce. Esto quiere decir que, en realidad, la suciedad más evidente se forma realmente en la cara interna de tus radiadores y que no bastará con sacarle brillo a la exterior. Acabar con la suciedad y las manchas en la cara exterior no será tan difícil. Tan solo tendrás que seguir dos sencillos pasos: en primer lugar, limpia el polvo con una bayeta de microfibra seca; y después humedece un estropajo en una mezcla de agua, vinagre y jabón para frotar por toda la superficie.

¿Cómo funciona un radiador?

Si te preguntas cómo funciona un radiador, la respuesta es muy sencilla: La caldera envía agua caliente que entra en un radiador por un extremo y, una vez dentro, el calor del agua pasa al radiador. En ese momento, el agua se enfría antes de salir por el extremo opuesto y volver a la caldera. Este es el ciclo que continúa a medida que avanza.

Precisamente por este método de funcionamiento debes tener en cuenta que su limpieza es más que necesaria; sino, corres el riesgo de que se rompa el ciclo y tus radiadores necesiten de un desembolso elevado para su reparación. Si ya has echado mano de su cara exterior, quizás llegue la hora de limpiar este elemento por dentro. Para hacerlo, asegúrate de que la calefacción esté apagada y los radiadores se hayan apagado por completo. Después, cierra las válvulas, desenrosca la tuerca que une la válvula termostática al radiador, y deja que purgue todo el agua sucia. Asegúrate que durante este proceso proteges el suelo con papel para evitar filtraciones de agua y usas una palangana para recoger todo el líquido que expulse el radiador.

Impoluto por la cara interna

Llegados a este punto, solo te quedará por limpiar una parte: la cara interna. Aunque parezca complicado llegar a todos los puntos, es importante que no te saltes esta parte. Ten en cuenta que el polvo también se acumula durante todo el año en esta parte que seguramente limpies con mucha menos frecuencia, así que aprovecha tu ingenio para solucionarlo.

Tan solo necesitarás de dos elementos: un estropajo y una cuerda. La fórmula que debes usar para limpiarlos puede ser la misma que has usado para la cara externa y su aplicación es más sencilla de lo que crees: ata el estropajo con la cuerda y con su ayuda pásala de arriba a abajo por las ranuras, de tal forma que haga su limpieza por todas y cada una de las zonas. Asegúrate de no empapar demasiado el estropajo para que no quede mojada toda la zona.