La mala suerte no cesa para Michael Douglas. Primero encarcelan a su hijo, después su ex mujer lo demanda y ahora, tal y como afirma un comunicado enviado por el portavoz del actor a la revista estadounidense «People», los médicos han descubierto un tumor en la garganta de Michael Douglas. El actor, de 65 años, se enfrenta a una dura batalla. Al parecer, se someterá a un proceso de radioterapia y quimioterapia durante al menos ocho semanas. Los médicos esperan que Douglas se recupere por completo y el propio Michael se encuentra bastante positivo. «Soy muy optimista», dijo en el comunicado.

Michael Douglas y Diandra, su actual ex esposa, estuvieron casados entre los años 1977 y 2000. Cuando se divorciaron, la noticia se convirtió en todo un escándalo que dio la vuelta al mundo en las portadas de todas las revistas del corazón, puesto que ella alegó que el actor era adicto al sexo y la había engañado durante todo el matrimonio. Con su primera mujer Douglas tuvo un hijo, Cameron, que se encuentra ingresado en prisión cumpliendo condena por tráfico y posesión de drogas. Meses más tarde, pero en el mismo año 2000, Michael se casó con la también actriz Catherine Zeta-Jones, con la que actualmente tiene dos hijos.

El pasado mes de junio, el actor recibió la noticia de que su ex mujer lo había demandado por los ingresos de la segunda parte de la película «Wall Street» porque considera que tiene derecho a recibir la mitad de las ganancias que genere. Los abogados piden el 50 por ciento del sueldo de Douglas y de los beneficios que genere «Wall Street: el dinero nunca duerme», que fue preestrenada en mayo en el Festival de Cine de Cannes y será lanzada el próximo otoño. La vida del actor nunca ha estado exenta de polémica, ya que en 1980 estuvo envuelto en un accidente de esquí, que lo apartó de su carrera interpretativa durante tres años. Además, años más tarde tuvo problemas de alcoholismo y en 1992 fue internado para someterse a un tratamiento contra el abuso del alcohol en el Sierra Tucson Center.

Asimismo, su hijo Cameron ha sido adicto a las drogas desde que tenía 13 años y fue acusado de ser intermediario en una red de contrabando entre Nueva York y California. Durante el juicio que se llevó a cabo en Nueva York, Cameron se declaró culpable y pidió una nueva oportunidad para rehabilitarse.

El juez estimó que su historial hacía dudar sobre su capacidad para superar su adicción. Por ello, Michael, desesperado, le escribió una carta al juez pidiendo compasión por su hijo, quien tuvo una infancia muy difícil y quien además ha vivido con «la presión de encontrar su propia identidad teniendo un padre famoso». Sin embargo, nada de esto sirvió para que Cameron quedara libre.