A bordo de dos aviones «Hércules», el tesoro de la fragata «Nuestra Señora de las Mercedes», hundida en 1804 frente a Portugal por un barco inglés, llegó ayer a España procedente de Estados Unidos, poniendo, así, fin a un litigio de cinco años entre España y la empresa cazatesoros Odyssey.

Este preciado cargamento de 21 toneladas aterrizaba en la base militar madrileña de Torrejón de Ardoz, bajo un sol radiante y en medio de una gran expectación. De llevar a cabo la operación de repatriación se encargaron los dos aviones del Ejército del Aire español que dos días antes habían viajado hasta la base de MacDill, en Tampa (Florida), para recoger el tesoro del navío español: más de 500.000 monedas de oro y plata con la efigie de Carlos IV y acuñadas en Lima en 1796; algunos tejidos, fragmentos metálicos y balas de cañón.

El cargamento original había zarpado de Perú al comienzo del siglo XIX, pero nunca llegó a España: un barco británico bombardeó la fragata española en la que viajaba frente a las costas del Algarve portugués.

Dos siglos más tarde, la empresa estadounidense de exploración submarina encontró el tesoro, el mayor jamás hallado bajo el agua, a más de 1.000 metros de profundidad, lo extrajo del mar y se lo llevó a EE UU vía Gibraltar.

El pasado día 17 un juez de Tampa zanjaba definitivamente la batalla judicial y ordenaba que se ejecutara la sentencia de la Corte de Apelaciones de Atlanta que establecía que el tesoro de «La Mercedes», valorado en más de 500 millones de dólares, pertenece a España, y que este país podía, por tanto, llevárselo a su territorio. Tras su llegada a la base aérea de Torrejón de Ardoz el tesoro de la fragata fue trasladado, fuertemente custodiado por la Guardia Civil, hasta la sede de la Secretaría de Estado de Cultura.