El gaditano Juan Parrilla, flautista y compositor flamenco, ofrece mañana un concierto en el teatro Jovellanos junto a los alumnos y profesores del Conservatorio de Música y Danza de Gijón, con los que ha realizado un taller durante toda la semana. Un músico del sur, que ha compuesto para Antonio Canales, Joaquín Cortés o Rafael Amargo, y que carga pilas cada vez que viene a Asturias, es un enamorado de la gaita.

- ¿Le dijeron más de una vez que tocando la flauta no iría a ningún lado en la vida?

-Cuando empezaba a ganarme la vida con la música, en mi barrio, me veían con el pelo largo y las barbas, y me decían: "Éste vende drogas seguro". Les decía que me dedicaba a tocar la flauta, me preguntaban después que en qué trabajaba. Le sorprendía que fuese músico y viviese de ello.

- ¿Qué tiene de especial este instrumento?

-Como todos los instrumentos, la flauta tiene muchas cosas especiales. Un instrumento es como tu segunda mujer. Lo singular de la flauta es la parte flamenca, que viene de familia, porque mi hermano toca el violín.

- ¿En qué consiste el nuevo flamenco?

-Siempre he respetado muchos las raíces del flamenco, por la familia de la que vengo, de muchas generaciones de cante, baile y guitarristas. Para cambiar por ejemplo la "Soleá de Alcalá" hay que conocer su base profundamente. Mi hijo toca la guitarra eléctrica. Es más rockero. El otro día le dijo que tocase la "Soleá de Alcalá" con su guitarra, y ahí vi la nueva evolución del flamenco, que consiste en abrirse aún más a los nuevos tiempos.

- ¿Qué intenta transmitir a los profesores y alumnos del Conservatorio de Gijón?

-Que se lo pasen bien y le pierdan el miedo al flamenco. Siempre ha existido ese miedo al flamenco y hacia lo desconocido como el jazz, la salsa o el flamenco. Hay que hacerlo ameno y que entren poquito a poquito para que se cree afición, con cosas más livianas como Ketama, Camarón o Niña Pastori.

- ¿Echa en falta una mayor implicación para llevar a cabo una educación musical más completa entre los jóvenes?

-Eso nos va a faltar siempre. Pero lo que sí que veo es que es el quinto año consecutivo que vengo a Gijón, y aquí ya se ve como algo natural el flamenco.

- ¿Qué se llevaría de Asturias para su música?

-La gaita sin duda, porque es un instrumento que me apasiona. Y aquí tenéis a Flavio Rodríguez, que es el Paco de Lucía de la gaita.

- ¿Y para su vida diaria?

-Todo. La gente, porque me encanta lo llana y noble que es. Y la cocina asturiana, porque es algo maravilloso. La gente te trata siempre con mucho cariño desde el principio, y no tienen dos caras. Los asturianos te tratan tal como son.

- ¿Cómo será su concierto de mañana en el Jovellanos?

-Una de las novedades de este año es que vendrá mi hijo, tocando la guitarra eléctrica, y coincidiremos los dos en el escenario. Habrá también una "farrucá", unos temas con el pianista Óscar Camacho, tocarán los profesores del Conservatorio y después vendrá el concierto de los alumnos, con una bulería o una jota asturiana.

- ¿Cómo resulta la combinación con su hijo en el escenario?

-Para un padre siempre es un orgullo. Me quita algo de protagonismo porque es más guapo, pero es muy respetuoso. Dice que no sabe flamenco, pero en realidad no es consciente de que sí lo sabe. A los 16 años ya le llamó Pitingo, y en su trayectoria ya ha hecho un montón de cosas.