Antonio Najarro se despedirá en septiembre de la dirección del Ballet Nacional de España. Le costará, porque tiene infinidad de compromisos y proyectos, pero se ha obligado a tomarse una pequeña pausa. Mientras llega ese momento continúa con su agenda, que el próximo 12 de abril le trae al Festival de Danza de Oviedo.
- Acaba de presentar a su sucesor en la dirección del Ballet. ¿Qué balance hace de estos últimos ocho años?
-Más que positivo. He tenido la suerte de contar con un equipo directivo estupendo. Hemos logrado dar visibilidad a la danza, hacer un trabajo social colaborando con organizaciones de afectados de alzhéimer, síndrome de Down, párkinson... Hemos hecho un trabajo pedagógico, con nuestro primer videojuego infantil, talleres, niños que han venido a nuestra sede. Hemos montado el nuevo departamento de patrocinio y mecenazgo; sacado seis producciones, trabajado con veinte coreógrafos, repuesto seis ballets de repertorio... Rubén Olmo, el nuevo director, es un gran profesional, hemos compartido camerino y trabajo, tenemos la misma visión de la danza. Y estoy feliz del increíble nivel artístico con el que dejo a los bailarines, absolutamente polifacéticos.
- Han sido años felices.
-No tanto, ha habido problemas administrativos y huelgas de bailarines. He estado en el punto de mira, pero gracias a Dios he tenido mucha seguridad y un sentido de la responsabilidad que adquirí prematuramente, viajando por el mundo desde muy joven.
- Ha abierto el Ballet a la sociedad.
-Estoy muy orgulloso de ver a mis bailarines en desfiles de moda, en exposiciones, exhibiendo el vestuario de la compañía y otras acciones que nos han dado visibilidad mundial. Hemos demostrado cómo agitar una gran compañía estatal, a pesar de la dependencia de la Administración pública.
- ¿El público español se identifica con su Ballet?
-Donde vamos somos bien recibidos y con mucho cariño. Hemos trabajado con diseñadores de moda, compositores, con el Circo del Sol... y esa apertura ha tenido su efecto, cada vez hay más público joven. No hay que ser un entendido para disfrutar un espectáculo de ballet.
- En "Electra" sube al escenario como Egisto.
-Cuando llegué al Ballet Nacional quise centrar mi cabeza en la dirección, y no fue hasta el sexto año que me decidí a bailar. Está siendo una delicia. "Electra" es una idea de Antonio Ruz, yo le propuse hacer una coreografía argumental para perdurar en el tiempo. Quería que estuviera protagonizada por una mujer, y él me sugirió Electra. Asumimos el riesgo de que un coreógrafo contemporáneo entrara en el Ballet, con la condición de que hubiera guitarra y percusión flamenca, para que se oliera nuestro sello.
- ¿Y de ahora en adelante?
-Retomaré mi compañía, con un nuevo espectáculo; coreografiaré el próximo espectáculo del patinador Javier Fernández de flamenco, para girarlo en Japón; trabajo con el equipo nacional de natación, y mi último proyecto es un programa divulgativo para la televisión pública sobre danza, cercano, ágil y divertido. En Rusia tienen tres programas, en Francia dos.