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Fernando García | Director de la firma de moda Óscar de la Renta

“Los vestidos tienen alma, la de su creador en el momento de hacerlos realidad”

“Estudié Arquitectura en Chicago y siempre pasé los veranos en Asturias, donde ordeñaba vacas en Quintueles”

Fernando García, con Laura Kim, codirectora de Óscar de la Renta.

Fernando García Menéndez, (Santo Domingo, 1986), criado entre la República Dominicana y España, es el hijo pequeño de dos asturianos de Gijón y Salas: Fernando García Crespo, importante empresario en la República Dominicana, y Montserrat Menéndez Rodríguez. Ahora, junto con Laura Kim, su socia, se ha convertido en director creativo de la firma de moda Óscar de la Renta, con sede en Nueva York. La marca que lleva el nombre de otro dominicano ha vestido a todas las primeras damas de EE UU desde Jacqueline Kennedy hasta la fecha, incluida Jill Biden, que eligió un vestido de esta casa para celebrar la victoria de su marido, Joe Biden, en las últimas elecciones de EE UU. Óscar de la Renta ha vestido también a aristócratas, empresarias y celebridades como la abogada Amal Clooney, esposa de George Clooney, el día de su boda, y a actrices como Audrey Hepburn en el filme “Sabrina” o Sarah Jessica Parker para su personaje de Carrie Bradshaw en la serie “Sexo en Nueva York”. Tras estudiar arquitectura en la Universidad Notre Dame de Chicago, García Menéndez consiguió unas prácticas de verano en la compañía. Óscar de la Renta se quedó fascinado con sus bocetos.

En 2017 lanzó su primera colección para De la Renta, con Laura Kim, como directores creativos y continúan con su firma “Monse”. ¿El concepto de elegancia se desdibuja hoy entre las restricciones de la pandemia y esta nueva forma de vivir?

–Todo esto que está pasando es un cambio muy fuerte que ha distorsionado el mundo de la moda por completo. Pero Laura y yo nos hemos parado a pensar cuáles son las prioridades para la compañía. Hemos eliminado cosas que estaban drenándonos emocionalmente.

Con una madre de Salas y un padre de Gijón, ¿qué representa Asturias en su vida?

–Significa muchas cosas y sobre todo veranos interminables entre Oviedo, Gijón, Salas, La Espina, de donde era uno de mis abuelos, La Fresneda, donde vivía otra abuela, y El Oscuredal, en Quintueles, adonde nos llevaba mi padre los fines de semana a hacer picnic. Allí aprendí a ordeñar vacas.

–Habla de ordeñar vacas desde el corazón de Manhattan. Tiene un punto emocionante.

–La cultura asturiana siempre ha estado presente en mi familia. Mi padre nació en Gijón y se mudó a Santo Domingo de pequeño. Mi madre tiene raíces en Salas. Yo soy el mediano entre dos chicas. La pequeña ahora estudia en Madrid.

–Llamó a su primera marca de moda Monse, en homenaje a su madre. ¿Le viene de ella su creatividad?

–Mis abuelas siempre fueron muy artistas. A la materna le gustaba mucho coser. A Maximina, la paterna, le encantaba pintar. Por ahí se me pegó el amor por el arte.–Seguro que sus padres tenían otros planes para usted...

–En Santo Domingo, ser artista no era una opción. A mi padre le gustaba que fuese arquitecto y me envió a la Universidad de Notre Dame, un centro católico en Chicago, con valores muy parecidos a los que yo siempre recibí.

–Así que iba para arquitecto.

–Ese era el plan, pero en Estados Unidos tuve acceso al mundo del cine y de las pasarelas y creció mi amor por la moda. Tras graduarme, mi padre conocía a un amigo de Óscar de la Renta y me consiguió una pasantía de verano. Mi padre no estaba seguro, pero quería ver si lo que yo dibujaba en las últimas páginas de los cuadernos servía.

–A Óscar de la Renta le fascinaron sus bocetos. ¿Cómo era el maestro en el trato cercano?

–Era muy divertido, franco y honesto, cualidades que te permiten trabajar muy cómodo. Es el modo de poder crecer. A Laura la conocí en la pasantía y desde el principio hubo mucha conexión. Ella es coreana, con una cultura muy familiar, como la nuestra. Antes de Óscar de la Renta fuimos consultores externos para Carolina Herrera.

En la tienda de Óscar de la Renta de Bal Harbour (Miami), escuché a alguien decir que aquellos vestidos llevaban el alma cosida entre los hilos… ¿Está de acuerdo?

–Totalmente. Un cliente puede darse cuenta de la cantidad de felicidad que tenías en el momento en el que diseñabas, por eso los atuendos tienen alma: la de su creador en el momento de hacerlos realidad. Cuando veo ropa puedo determinar cómo se encontraba su autor al diseñarla.

–Esos grandes trajes de los 80 y 90... ¿Tienen sentido hoy?

–Lo que tiene sentido es ese impacto visual de reconocer que un atuendo es Óscar de la Renta. Ahora, el vestido voluminoso se sustituye por un caftán de seda que tiene el mismo glamour que se espera de una casa como la nuestra. Digamos que es un estilo “glamurosamente relajado”.

–¿Lo que no triunfa en Instagram no existe?

–Laura y yo crecimos en el mundo de Instagram y de internet. Si la idea no puede transmitirse a través de la foto es más inteligente dejarlo o convertirlo en otra cosa.

–¿Le ilusiona el triunfo de Joe Biden?

–Sí, pero Estados Unidos está muy desunido y eso me preocupa.

Jill Biden, vestida con un “Óscar”, para celebrar la victoria de su marido, el presidente electo, Joe Biden.

“Paralizado de emoción” con el vestido floral de Jill Biden

“Jill Biden nos llamó la semana antes de las elecciones para que le buscásemos un vestido; cuando se lo vimos puesto nos quedamos paralizados de la emoción”. Así explica García el momento en el que la profesora Jill Biden hizo su primera elección estilística como futura primera dama de Estados Unidos para celebrar la victoria electoral de su marido, el demócrata Joe Biden, con un vestido de la firma Óscar de la Renta. La marca simboliza la diversidad de su país: fue fundada en Estados Unidos a finales de los sesenta por un dominicano, Óscar de la Renta, que estudió Bellas Artes en Madrid y se formó como modista junto a Cristóbal Balenciaga, y sus directores creativos desde 2016 son Laura Kim, (canadiense de origen coreano), y Fernando García Menéndez, hijo de emigrantes asturianos. El vestido de corte asimétrico, estampado floral y largo por la rodilla de Jill Biden simboliza el estilo clásico de una primera dama clásica, instaurado por Jacqueline Kennedy, que fue clienta y amiga de Óscar de la Renta. Hillary Clinton también llevó un “Óscar” en la primera toma de posesión de su marido, Bill Clinton.

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