Los pediatras lo vienen avisando desde hace tiempo. No se puede permitir que los niños coman solos cuando son demasiado pequeños. Tampoco es bueno que se les deje con piezas pequeñas que se pueden llevar a la boca. Hay que tener ciertas precauciones a la hora de cuidar a un niño. Sobre todo, aseguran, cuando se les da comida como las uvas. No hace demasiado tiempo, la pasada Navidad, un niño perdía la vida en Gijón al hacer algo tan inocente en principio como tomar las uvas de Nochevieja. Hoy es un enfermero de pediatría, muy seguido en las redes sociales, el que muestra una imagen de lo que esta fruta puede provocar en los más pequeños.

Armando Bastida, que cuenta con casi 200.000 seguidores sólo en su cuenta de Facebook, ha compartido hoy la imagen de una radiografía realizada a un niño de cinco años después de atragantarse con una uva. La fruta “podía haber acabado con su vida de haber taponado completamente la entrada de la laringe”, enfatiza este especialista. Las uvas son peligrosas hasta para un niño de cinco años “al que se presupone una capacidad de masticación notable”.

“Según un estudio de 2017 las uvas son la tercera causa de asfixia en niños pequeños por detrás de las salchichas y los caramelos. Esto no lo hace en realidad el tercer alimento más peligroso porque los casos de asfixia están relacionados con las veces que se le da a los niños un alimento determinado”, matiza el enfermero haciendo hincapié en que, siguiendo esa lógica, “si 10 niños comen frutos secos y cinco sufren asfixia será mucho más peligroso que si 1000 niños comen uvas y la sufren 50”.

Independientemente de lo que diga la estadística Bastida insiste en que un estudio de 2016 realizado por médicos de urgencias de Aberdeen, Reino Unido, ya alertó del peligro tras haber visto tres casos de asfixia por este alimento. Pero ¿significa eso que no se le puedan dar nunca uvas a los niños?”. El enfermero trata de contestar a esa pregunta que cada vez se hacen más padres.

“Si el niño es pequeño (menor de tres años) lo mejor es retirar la piel para que pierda esa capacidad de resbalar y se deshaga más fácilmente en la boca. Además habrá que cortarla en tres o cuatro trozos para que el peligro sea menor”, afirma. En cambio si hablamos de niños más mayores “podemos dejar la piel” pero hay que cortar la fruta en dos o tres trozos. “Claro que se pueden atragantar con ellas igualmente pero una vez las hemos hecho de un tamaño.