A las seis de la tarde el sonido metálico del cierre de las persianas comenzaba a sonar en toda la calle Gascona de Oviedo. Los hosteleros han decidido cerrar sus establecimientos tras las comidas. "Cerrar a las ocho es una medida estúpida porque después de las comidas hay un tiempo muerto y los servicios no vuelven a empezar a las ocho", explicaba Marco Rodríguez del Pigüeña. Es el mismo razonamiento que plantea Alfonso Menéndez, "no nos quieren cerrar para no hacerse cargo del personal pero tampoco quieren que tengamos clientes". En el mes de diciembre la caja de sus locales bajó casi un 80% debido a las restricciones y ahora piden al Principado que de un paso adelante. "Estamos hartos de que nos engañen. Están pidiendo a la población que se autoconfine, ¿quién va a venir a un bar?. Que sean valientes y nos cierren un mes", reclaman