Decenas de barcos arrancaron sus motores a mediodía, y no para salir a faenar, sino para protestar contra el nuevo Reglamento de Control de Pesca propuesto por la Comisión Europea. La movilización se extendió por los diferentes puertos del Cantábrico, donde las embarcaciones hicieron sonar sus bocinas, pitos o sirenas para hacerse oír. Al igual que se lanzaron bombas de palenque y se escucharon consignas pidiendo una rectificación de la Unión Europea.