Se puede pasear al aire libre sin mascarilla, pero hay quien todavía la lleva. Son la resistencia. Muchos asturianos no se fían de ir a boca descubierta por la calle. Tienen miedo de contagiare a pesar de la vacuna y de los escasos contagios de las últimas semanas. Optan por la opción de quita y pon: calibran la situación y se creen que hay riesgo, mascarilla al canto.