Ignacio Villaverde está a punto de agotar su primer año de mandato como rector de la Universidad de Oviedo, en pleno debate sobre su plan para reordenar facultades y escuelas, e implantar nuevos grados. El próximo sábado se cumplirán ya doce meses de su victoria en las elecciones de la institución académica asturiana, en las que desbancó del sillón de mando al químico Santiago García Granda. En este tiempo, el catedrático de Derecho Constitucional asegura haber puesto todo su “empeño” y “corazón” por cumplir lo prometido en campaña. El Rector hace balance para LA NUEVA ESPAÑA y marca un objetivo claro para este año: “Reducir la burocracia y dar un gran salto en digitalización”. “Perdemos mucho tiempo en cosas que ya deberían estar resueltas. Todos los días me traen montañas de carpetas con papeles para firmar a mano como se hacía en los ministerios de hace treinta años. Hay vicerrectores que firman manualmente entre 200 y 150 carpetas diarias”, advierte.
